ABEJAS EN LA HUERTA MEDIEVAL VALENCIANA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

27.11.2022 12:42

 

                La apicultura ha sido una actividad practicada desde la invención de la escritura por los humanos, y en nuestras tierras cuenta con una tradición que se remonta al Neolítico.

                La cera de buena calidad y la miel de las abejas eran de singular valor para las gentes de la Edad Media, y la posesión de colmenas se convirtió en algo muy cotizado. En julio de 1308, las autoridades municipales de la ciudad de Valencia establecieron una ordenanza sobre su posesión.

                De entrada, se prohibió a cualquier cristiano y musulmán que tuviera, acogiera o introdujera abejas en la sensible huerta de Valencia que fueran de otro cristiano o musulmán. La trashumancia de las abejas era entonces practicada por personas de distinto credo,  algo demostrativo de la popularidad de la apicultura coetánea.

                Pudiera pensarse que así se estableció para evitar distintos daños a sus moradores y cultivadores, pero en el fondo había otra razón. La posesión o acogimiento de abejas se reservaba a los señores de alquerías con más de cinco casas.

                Quien no gozara de tal fortuna y tal derecho sería penalizado con la pérdida de las abejas y el pago de sesenta sueldos. La apicultura no debía ser un quehacer popular.

                Fuentes.

                Vicent Anyó, El primer manual de consells de la ciutat de València, Valencia, 1997.