Francesc Eiximenis fue una figura de gran relevancia en la vida cultural de la ciudad de Valencia y de la Corona de Aragón de la Baja Edad Media. Entre 1382 y 1408 residió en aquella urbe, donde tuvo una destacada actuación pública en cuestiones de primera importancia como la ordenación de los estudios universitarios o los intentos de resolución del Cisma de Occidente. Este apasionado franciscano escribió obras como Lo Crestià, de enorme interés para conocer el pensamiento de la época.
Preocupado por la reforma de las costumbres de los eclesiásticos, lanzó sus críticas contra todos aquellos más preocupados por su peculio que por sus deberes sacerdotales:
“Han dilapidado el patrimonio de Jesucristo en abominables cuidados y atenciones a sus pecados de gula con sus sucias delicadezas de su fea carne. Y con vestidos y cabalgaduras excesivas y mezquinas compañías de viles y horrorosos adefesios, se procuran siempre mejores y mayores promociones y rentas, y en ensalzar a sus carnales parientes, en alimentar canes, halcones y juglares, y los modestos de los que son estos bienes que así se dilapidan viven en suma penuria y dolor (…) Disponen de poderosas y grandes rentas, y jamás acuden al coro ni dicen una misa (…) Y viven carentes de oración y de toda caridad, sin piedad ni misericordia.
“En tanto que su corte más es morada de ladrones, desfalcadores y publicanos, que no corte de Dios ni de padres ni de regidores del pueblo de Dios, ni de ninguna justicia.”
Los planteamientos de Eiximenis demuestran que la inquietud espiritual estaba muy extendida en la Europa cristiana de finales del siglo XIV. En el reino de Valencia no se llegó al extremo del reino de Bohemia. Al fin y al cabo, como ya previno Lucien Febvre, la reforma protestante fue algo más que una simple crítica.
