En el siglo XVII, la figura de don Rodrigo Díaz de Vivar logró mayor notoriedad en tierras del reino de Valencia. Guillem de Castro escribió entre 1605 y 1615 Las mocedades del Cid, y en 1639 el deán Vicente Bendicho no dejó de citarlo en su Chrónica de Alicante en estos términos, propios de un capitán de tiempos de la Contrarreforma:
“Por este destierro, el Cid tomó sus gentes, deudos y vasallos y amigos y se metió por tierras de Aragón y de Valencia, haciendo señaladísimos echos hasta que vino a ser señor absoluto de Valencia, el año 1094, por más de sinco años y la tuvo poblada de christianos; fundó la catedral, dedicada a San Pedro apóstol, su abogado, y tuvo por obispo a don Gerónimo de Petragoras, y fundó la yglesia de Nuestra Señora de las Virtudes, que oy es San Estevan.
“En fin fueron muchas las azañas que hizo en aquestas tierras, de que se puede ver larga relación en las historias y, en particular, contra el rey de Denia y Murcia, vino por aquestas tierras talando sus vegas y destruyéndoles.
“Y por consiguiente aquesta de Alicante, de que ay memoria en la tradición de las gentes, aunque solo dizen que taló quanto havía desde Xátiva a Orihuela, de que haze mención la Historia del Sid, en los capítulos 112-115, 163. En esta ciudad se conserva el nombre de este cavallero en una de las tierras de su término, pues la llaman la sierra del Cid, está a dos leguas de la ciudad hasta así el lugar de Agost, donde dizen que tenía su campo y de allí salía a hacer correrías y a daño a los moros de la Vall de Elda, hasta Orihuela y por Alicante ya las demás tierras de moros.”
Vicente Bendicho, Chrónica de la Muy Ilustre, Noble y Leal Ciudad de Alicante, Tomo III. p. 539. Edición de María Luisa Cabanes, Alicante, 1991.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.
