EL INTERÉS COMERCIAL COMÚN EN GANDÍA.

09.06.2019 13:21

                Durante la Baja Edad Media, la Safor fue una tierra de alquerías, con fuerte poblamiento mudéjar, alrededor de villas como la de Gandía. A la sombra de renombrados señores fueron surgiendo pequeños señoríos de la mano de caballeros y ciudadanos enriquecidos. La expansión del cultivo de la caña de azúcar y su elaboración en el siglo XV aportó importantes ganancias. Erigido en ducado el dominio señorial principal de Gandía, se convirtió en uno de los más destacados del reino de Valencia. Sus titulares desde 1483, los Borja, también dieron y darían mucho que hablar.

                La actividad mercantil no fue ignorada, en absoluto, por los nuevos señores y el 19 de abril de 1494 el duque Juan de Borja compró por 120 libras un casal, el del grao de Gandía, a Joan Trilles, Miquel Navarro y su esposa Úrsula, además de seis fanegadas de tierra campa contigua. El puerto era esencial. Por entonces, el duque tuvo licencia de traer desde Andalucía doscientos cahíces de trigo y treinta de cebada para aliviar la escasez.

                Las comunicaciones eran esenciales para mantener la actividad comercial, pero en 1540 un accidente deterioró el puente principal. Se dejó abierta la acequia del molino de los herederos de Lluís de Tamarit con tales consecuencias, por lo que para recomponerlo se impusieron nuevas sisas.

                La expansión de Gandía condujo a que reclamara el título de ciudad, pero el 18 de septiembre de 1569 Felipe II ordenó a sus autoridades que no lo emplearan, llegando a ser severamente amenazadas.

                En aquella cuestión, el duque no parece que hiciera causa común con el municipio, pero el 2 de junio de 1621 protestó junto al procurador de Gandía, Francesc Joan Navarro, contra la recaudación del peaje y la leuda sobre las ropas que entraban y salían. El Consejo de Aragón les había dado la razón en 1589, demostrando que en esta tierra el interés comercial unía a señores y plebeyos.