EL REY DE FRANCIA PROPONE CONQUISTAR GRANADA AL DE ARAGÓN EN VALENCIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

26.09.2021 16:02

               

                La corte de los reyes fue itinerante durante mucho tiempo, y fue frecuente que se encontraran en un lugar donde tuvieran que resolver problemas.

                Al comenzar el año 1331, Alfonso IV de Aragón se enfrentaba a dos serias cuestiones: la hostilidad de los granadinos y la sumisión de Cerdeña, donde los genoveses querían afirmar su poder. La ciudad de Valencia era el punto idóneo para seguir ambas cuestiones, además de preparar la armada con destino a Cerdeña.

                Fue allí donde Felipe VI de Francia envió a su embajador Raúl de Rocafort, con un ofrecimiento muy particular. Postuló al aragonés participar en el ataque al emirato de Granada junto a los reyes de Inglaterra, Escocia, Navarra y Bohemia, los duques de Borgoña, Bretaña y Borbón, y los condes de Flandes y de Saboya, entre otros. Sería capaz de reunir una fuerza de 2.500 caballeros.

                Antes quiso reunirse con los reyes de Aragón y de Navarra para concordarse, y para conocer mejor la situación de Granada.

                Alfonso IV contestó con cautela, pues el rey de Castilla había concertado treguas con los granadinos. El 10 de abril salió de Valencia. Tras reunir Cortes en Tortosa, sostuvo que la compañía de los reyes de Francia y de Inglaterra sería grata, pero sin la concurrencia del de Castilla la empresa sería imposible. Capaz de reunir por sí mismo hasta 10.000 caballeros, no vería con agrado el paso de otras fuerzas por sus dominios hasta Granada.

                Solamente sería factible atacar por mar el reino de Almería, la parte del emirato reservada a la conquista aragonesa. Así se lo hizo saber a Felipe VI en la embajada encabezada por el infante don Pedro y don Juan Jiménez de Urrea.

                Mientras tanto, el rey de Francia había proclamado en París su deseo de entrar en guerra contra los musulmanes en marzo de 1333. Así pensaba aprovechar su voto de ir a Tierra Santa, y de obtener beneficios tributarios y políticos del Papado de Aviñón, algo que no consiguió y que echó definitivamente por tierra aquello requerido en la activa Valencia.

                Fuentes.

                Jerónimo Zurita, Anales de Aragón. Edición digital de la institución Fernando el Católico. Libro VI, pp. 166-168.