GANAR EL CIELO POR LA TIERRA EN LA BAJA EDAD MEDIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

30.12.2020 16:05

                El Purgatorio hizo mucho por el desarrollo de las instituciones financieras y asistenciales de la Europa medieval. Para acortar la duración en su estancia, se movieron cuantiosas sumas de dinero, que repercutieron en la inversión en la agricultura y el resto de actividades económicas. Con sus beneficios, se levantaron numerosos edificios y se compraron un sinfín de objetos preciosos.  Los esplendores del gótico no hubieran sido los mismos.

                Los que quisieron que tras su fallecimiento se rezaran en su nombre una retahíla de oraciones y se oficiaran misas en días señalados del año tuvieron que destinar el correspondiente acopio de bienes para su legado piadoso.

                En el reino de Valencia, tuvieron que pedir permiso a los reyes en ocasiones. Sus fueros no permitían la enajenación de bienes del realengo a clérigos y caballeros, de tal modo que para fundar una capellanía se tenía que pagar el oportuno derecho de amortización. A inicios del siglo XV, la reina doña María de Luna, esposa de Martín I el Humano, recibió la cuarta parte de su montante.

                Los herederos y albaceas del caballero don Ramón Tolzá ofrecieron en 1403 1.800 sueldos barceloneses para adquirir censos anuales y perpetuos por valor de 180 sueldos valencianos, sin laudemio ni fadiga, en la ciudad de Valencia o en otros lugares del reino. Recibiría cien sueldos la capilla de Santa María de Onda, cuando sobre la anterior mezquita se obraba el primer templo cristiano de la iglesia consagrada a la Asunción. Los ochenta restantes se destinarían a cuatro aniversarios perpetuos en el templo catedralicio de Santa María de Valencia. La reina cobró su cuarto no en sueldos barceloneses o valencianos, sino en florines de oro, un total de veinticuatro.

                Tales usos no estuvieron recluidos en círculos caballerescos, ni de lejos. El propio don Ramón había ejercido también de jurista en vida y entre notarios, médicos y otros profesionales el Purgatorio tuvo su legión de adeptos. El notario Leonard Gomis pagó aquel mismo año otros 1.800 sueldos barceloneses por la creación de un beneficio eclesiástico en el templo de Moncada, en la huerta valenciana, bajo la invocación de San Pedro y San Pablo. Se le asignó la suma de 302 sueldos censales sobre las gentes de Campanar.

                Los derechos de amortización también fueron satisfechos por instituciones como la destacada cofradía de San Jorge de la urbe valenciana, protegida por los reyes y con aristocráticos miembros en sus filas. A instancias de sus mayorales, solicitó también en 1403 comprar albergues, huertos y patios en la ciudad, por valor de 6.000 sueldos barceloneses, donde poder congregarse o permanecer enfermos. Solamente se pagaron 800 sueldos por el derecho. Al ser cofrades, muchos pensaron ganar el cielo por medios terrestres. Alcanzaran o no sus propósitos en otra vida, lo cierto es que sus acciones contribuyeron a cambiar el paisaje de la Valencia de la Baja Edad Media.

                Fuentes.

                ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN.

                Real Patrimonio, Maestre Racional, Volúmenes, Serie General, 530.