LA BATALLA POR ORIHUELA (1521). Por Víctor Manuel Galán Tendero.

18.05.2021 20:10

               

                Las germanías conmovieron todo el reino de Valencia, más allá de su capital. Tuvo convencidos partidarios en la gobernación de Orihuela, y en la defensa de su causa movilizaron importantes fuerzas armadas.

                La ciudad de Orihuela se había agermanado, pero su importante castillo todavía de resistía en el verano de 1521, una vez librada la batalla de Gandía. Al frente de su defensa se encontraba don Jaime Despuig, en nombre de Pedro Maza de Lizana, su alcaide y portanveces de gobernador.

                Los caballeros eran generalmente enemigos de la germanía, como el señor de Albatera don Ramón de Rocafull. La localidad fue atacada infructuosamente el 3 de julio de 1521 por una fuerza de 2.000 hombres de hombres de Orihuela y Elche.

                La asistencia militar entre localidades agermanadas fue un hecho, y Játiva decidió auxiliar a Orihuela. Mandó cartas a Albaida, Onteniente, Cocentaina, Alcoy, Penáguila y Jijona para que enviaran sus fuerzas, sus huestes municipales. Se darían cita en Alcoy, convertida en verdadera plaza de armas de los agermanados. Se llegaron a formar hasta dieciocho banderas, y se encomendó el mando a un veterano de las guerras de Italia, el setabense Miguel García, que se había hecho franciscano. Reunía la combinación de fe y brío militar de aquel momento de las germanías, el de los bautizos forzosos de mudéjares.

                La fuerza de las Montañas, de la gobernación setabense, llegó a Jijona, donde se reunió con las fuerzas del capitán agermanado Bocanegra. Se había puesto en pie una fuerza de unos 4.000 hombres, que emprendió el camino a Orihuela por Alicante y Elche.

                El ejército agermanado marchó en formación, ordenado al modo de las fuerzas hispanas en las campañas de Italia, el arranque de los famosos tercios. En las cercanías de Elche, el sargento Jaime Boluda optó por dividir las tropas en dos escuadrones de dos mil hombres cada uno. Contaban con seis tiros o cañones de campaña. Le hicieron frente a una fuerza de cien caballos con éxito.

                Tras pasar por Callosa de Segura, llegaron a Orihuela el 27 de agosto del 21. Antes de entrar en la ciudad, los recibió el capitán de Orihuela con mil hombres. Se les alojó y avitualló con pan y carne de buey y vaca.

                El castillo de Orihuela todavía se resistía a los agermanados. Don Pedro Maza de Lizana pidió ayuda al marqués de los Vélez, el adelantado del reino de Murcia que había simpatizado con los comuneros, además de solicitarla al almirante de Aragón (cuya familia corrió con importantes gastos de campaña) y al castellano marqués de Elche. Distintos caballeros de la gobernación de Orihuela se fueron sumando a las tropas contrarias a los agermanados.

                El de los Vélez movilizó las fuerzas de sus leales de Murcia, Cartagena, Lorca y de sus dominios. Al no haber sido bien visto por los gobernadores dejados por Carlos de Habsburgo  al frente de los reinos hispanos, trataba de congraciarse con el poder real. Concentró sus fuerzas en Monteagudo.

                El inquieto Pedro Maza de Lizana le pidió que atacara pronto Orihuela, mientras él trataba de socorrer el castillo con una maniobra militar. Como el de los Vélez no actuaba con la celeridad deseada, don Pedro llegó a adelantarse para no ser tachado de traidor por haber dejado perder el castillo encomendado. Al final, el de los Vélez se reunió con él, y todas sus fuerzas marcharon contra las de los agermanados.

                 Los agermanados conocían la amenaza que les venía encima, y tendieron un foso ancho y hondo en el paso de la puna de la sierra de Bonanza, entre la misma y el río Segura. Era una estrategia prudente, bien propia del Gran Capitán en Ceriñola. Antes que las fuerzas enemigas se acercaran a la misma ciudad de Orihuela, podían verse frenadas y hostilizadas hasta su derrota por el fuego de los agermanados.

                Las tropas de las germanías se organizaron en tres escuadrones. A la derecha, cercano a la misma sierra, se emplazó el de las tropas de Orihuela y sus aldeas. Los montañeses llegados de la gobernación de Játiva, al mando del mismo fray Miguel García, ocuparon el centro de la formación. El capitán Bocanegra se situó a la izquierda, con sus aventureros, gentes de Alicante, Elche y comuneros de Murcia. Se alinearon unos 10.000 hombres, provistos de arcabuces, lanzas y rodelas, las armas propias del ejército del Gran Capitán. Además, no pocos portaron coseletes, corazas, cotas de malla y cascos.

                El marqués de los Vélez había traído fuerzas del reino de Granada, y ante el foso podía correr una suerte parecida a la de los franceses en Ceriñola, cuya caballería fue abatida. Sus fuerzas lograron atravesar el foso, y el 30 de agosto entraron en combate con los agermanados. Disponía de 6.000 infantes, 200 caballos y muchas piezas de campaña y cañones de batir. La superioridad numérica se inclinaba del lado agermanado, pero los caballeros pusieron en juego su pericia táctica en el llano.

                El capitán agermanado Bocanegra se avanzó con su escuadrón hasta la artillería contraria. Los caballeros lanzaron su fuerza ecuestre, pero los agermanados se vieron perjudicados por una lluvia que perjudicó a sus arcabuces.

                Los del escuadrón de Orihuela y sus aldeas, el de la derecha agermanada, se vieron acometidos por la caballería enemiga, y se juntaron con el escuadrón del centro. Sin embargo, abrieron un hueco por donde los caballeros irrumpieron y pudieron atacar por sus espaldas. Las fuerzas de ambos escuadrones se retiraron entonces a la ciudad de Orihuela, mezclándose en sus filas el enemigo.        

                Los del escuadrón de Bocanegra escaparon hacia la profunda acequia de Azarp, donde cayeron muchos, y después hacia el Segura. La batalla había durado más de dos horas, resultando derrotados los agermanados. Las fuerzas del marqués de los Vélez marcharon hacia Orihuela, que padecería un terrible saqueo. La suerte de la germanía en la gobernación de Orihuela estaba sellada.            

                Fuentes.

                Rafael Martí de Viciana, Libro quarto de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino. Edición de Joan Iborra, Valencia, 2005.