LA INTERCESIÓN POR LOS COMERCIANTES VALENCIANOS EN CERDEÑA (1403). Por Víctor Manuel Galán Tendero.

30.03.2020 10:47

                En el último tercio del siglo XIV, los distintos Estados de la Corona de Aragón se enfrentaron a varios problemas. A la rivalidad con otros poderes se sumaron las dificultades internas derivadas de la crisis de la época y de la postguerra, tras la porfiada lucha con la Castilla de Pedro I.

                En 1390 el cuarto hijo del infante don Martín, futuro rey de Aragón, contrajo matrimonio con María de Sicilia y logró que recuperara el trono en pugna con los barones contrarios. Gobernaría aquél, primero junto con su esposa y tras su fallecimiento solo, el reino siciliano, que de esta manera estrechó sus lazos con la Casa de Aragón, conservando su independencia legal e instituciones.

                Con todo, el puntal siciliano fue de gran valor para los intereses aragoneses en el Mediterráneo. En Cerdeña, la oposición del juez de Arborea fue intensa y puso en peligro el dominio del rey de Aragón en la isla. Aquél fue derrotado en la batalla de Sanluri en 1409 por las fuerzas de Martín de Sicilia, que murió de enfermedad en Caller o Cagliari poco después.

                Antes de todo ello, su asistencia fue solicitada en 1403 por el duque de Gandía don Alfonso, también conde de Denia y de Ribargorza, además de haber gozado antes del marquesado de Villena en Castilla. De ascendencia real, su amistad fue cultivada por los mercaderes valencianos, que le dirigieron distintas reclamaciones para hacerlas prosperar.

                Los mercaderes del reino de Valencia hicieron pingües negocios en Cerdeña. En el siglo XV importaron cereales, pasta en fideos y queso a cambio de textiles, cerámica y vino, como el dulce y nuevo de Alicante. Cáller o Cagliari era un puerto con un movimiento comercial destacado.

                Las difíciles circunstancias de la Cerdeña de 1403 lo perturbaron y los oficiales del Alguer y del castillo de Cáller les tomaron sus mercancías. Al considerarse damnificados, recurrieron al duque de Gandía, que no dudó en acudir al rey de Aragón y al de Sicilia. Si los hombres de negocios tuvieron buenos motivos de buscar su aristocrática protección, al duque también le complació contar con su crédito y sus oportunidades de amasar más beneficios. Los asuntos sardos estrecharon más sus vínculos.

                Fuentes.

                Correspondencia de Alfonso de Aragón “el viejo” Duque de Gandía, manuscrito accesible en la Biblioteca Valenciana Digital.