LA LLEGADA DEL LIENZO DE LA VERÓNICA A SAN JUAN DE ALICANTE.

27.04.2022 20:13

 

                Este jueves 28 de mayo se celebra en la ciudad de Alicante la festividad de la Santa Faz, que este año ya podrá contar con su popular romería. Así refirió, hacia 1640, el cronista barroco Vicente Bendicho la arribada del lienzo de la Verónica a San Juan de Alicante a finales del siglo XV:

                Mosén Pedro de Mena y su estancia en Roma.

               “Digo, pues, que en el lugar de San Juan era cura o retor el reverendo mosén Pedro de Mena, el qual, poco tiempo antes, havía ido a Roma a visitar aquella santa ciudad y ganar las innumerables yndulgencias, que están concedidas por los Sumos Pontífices, y, más llevado con impulsos de Dios y de su providencia, que quiso fuesse el instrumento de traher a esta Ciudad aquesta preciosa ymagen. Estuvo allí algún tiempo, en que tuvo ocasión de cortejar y servir a un monseñor, cardenal, a quien dice ya avía tratado en Alicante, en ocasión que vino a embarcarse para Ytalia, el qual le fue muy familiar y amigo. Y por esso, al tiempo de partirse dicho mosén Pedro de Mena para España, entre otras cosas que le dio, una y la más principal fue esta Santa Ymagen, dentro de una caxuela de oro y cedro, y le dixo estimase mucho aquella reliquia, y que se la dava, entendiendo darle el mejor tesoro que tenía, y con que satisfaría a lo mucho que le amava y porque sepáis lo que lleváis, advertid que aquesta reliquia en mi tiene este origen:

                El cardenal refiere las virtudes de la reliquia.

                “Que como yo estubiesse los años pasados en Venecia, succedieron en dicha ciudad unas enfermedades contagiosas, que aflijían aquella república, y para obligar a Dios a que les diese salud y librase de aquel contagio, hicieron muchas diligencias  de devociones. Yo lo escriví al Summo Pontífice (Sixto IV), que me envió con su legacía, el qual me remitía aquesta imagen para que con ella hiciesse processión, y encargó estimasse la reliquia y, con cuidado, me encargó se la bolviesse a sus manos porque él sabía lo que era la reliquia (…). Hízose su processión general y fue Dios servido de que cesase aquel contagio (…) y yo, por mejor guardarla y bolverla a las manos del Pontífice, la guardé hasta que volví a Roma.

                El cardenal, posesor de la reliquia, la entrega a mosén Pedro.

                “Y sucedió que, pocos días antes que yo llegasse a Roma, ya puesto en camino, murió el Pontífice y assí, quando llegué, no la enagené de mí y Dios me inspira ahora a que os la dé y la llevéis a España, estimándola en mucho, que es dádiva del cielo. Muy contento quedó mosén Pedro de Mena con aquella dádiva, preciosa reliquia y más con la relación que le dio, besada la mano al cardenal y dado las devidas gracias salió de Roma, aunque, ni quien se la dio, ni quien la traía, pensando el mismo beneficio que esta Ciudad havía de tener con ella.

                Su manifestación en San Juan.

                “Embarcose en Génova y en breves días, con próspero viaje, aportó a esta Ciudad, y luego pasó a su pueblo de San Juan, pero con la sencillez que tenía, no cuidó más de guardar en su casa aquella reliquia, y sucediole, que como estava en delgado velo porque no se maltratase, la puso en el arca de su ropa y vestidos, en lo más baxo de ella, pero sucedió por tres veces allarla encima de toda la ropa, que en la arca havía, y riñendo a la ama o muger que le servía, de que le rebolviese la ropa de su arca, y assegurada de la ama, con juramento, de que nadie la revolvía, conoció de que aquella reliquia se quería dar a conocer y salir a la vista del pueblo, que como la que Christo, Señor Nuestro, envió a Abagaro, se dio a conocer con un milagro.”

                Vicente Bendicho, Chrónica de la Muy Ilustre, Noble y Leal Ciudad de Alicante, Tomo III. pp. 294-295. Edición de María Luisa Cabanes, Alicante, 1991.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.