La Baja Edad Media asistió a un importante despliegue artesanal en distintos territorios de Europa, como el reino de Valencia, donde la sedería logró nombradía.
La ampliación de los horizontes comerciales europeos permitió anudar un sinfín de negocios, pero también exponerse a peligrosas competencias. La llegada de seda procedente de las Indias perjudicó a los sederos valencianos.
Ni cortos ni perezosos, los representantes del reino se quejaron de ello a Carlos V en las Cortes de Monzón de 1542. La merma de beneficios en la sedería repercutía negativamente en las recaudaciones fiscales, un argumento de peso frente al señor y monarca.
En vista de ello, se decidió vedar la entrada en la ciudad y reino de Valencia de la seda indiana, todo un ejemplo de esta primigenia globalización.
Fuentes.
Furs de València. Extravagants, II, volum XI. Edición de Germà Colón y Vicent Garcia Edo, Barcelona, 2007.
