LAS CARGAS DE ARROZ DE ALICANTE. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

15.12.2019 12:21

                La conquista de las tierras andalusíes puso en manos de los cristianos hispanos una gran cantidad de recursos. A las personas sometidas se sumaron las tierras a repartir y los cultivos a aprovechar, algunos no difundidos en la Europa de más allá de los Pirineos. El arroz fue uno de los mismos y en la Valencia posterior alcanzaría una justa fama a muchos niveles. Sin embargo, las autoridades se resistieron durante la Baja Edad Media en más de una ocasión a su cultivo por temor a las enfermedades derivadas de las condiciones de sus terrenos destinados al efecto.

                A comienzos de 1358 Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla habían alcanzado una tregua. La entonces villa de Alicante, que formaba parte antes de la ruptura de hostilidades del señorío del infante don Fernando, hermanastro del monarca aragonés, se terminaba de reintegrar al dominio real de Pedro IV, pero durante la tregua quedó bajo la custodia del cardenal Guillermo Sedas, legado apostólico, que puso en manos del canónigo de Cartagena Juan de Brigolhanda o de Borgolau, cuyo hombre de confianza fue Joan Ximénez de Parentxisa. Se trató de limar asperezas con los partidarios locales del infante don Fernando, ordenándose el 22 de febrero de 1358 la entrega al mismo o a su procurador de las armas, aparejos y vituallas del castillo. Los problemas de abastecimiento de Alicante eran por entonces una triste realidad.

                A 10 de febrero el mismo Pedro IV había permitido exportar o sacar cereales del orden del arroz y otras plantas para compensar la carencia de trigo. El baile local Pere Sellers y el portero Rodrigo Vergayr no debían poner obstáculos. De hecho, días más tarde (el 26 del mismo mes) el mercader valenciano Pere Arrufat pudo extraer del puerto alicantino doscientas cargas o unos 25.560 kilogramos de arroz, una cantidad respetable para la época.

                No sabemos si aquel comerciante reunió en el puerto alicantino distintas partidas de arroz procedentes de distintos puntos o si compró fundamentalmente producción local. El término municipal de Alicante contaba con áreas de humedal como las Lagunas de Rabasa, la Albufereta o el saladar de Agua Amarga, donde podría cultivarse el arroz, aunque los documentos fiscales coetáneos no hacen referencia al mismo. Se trataría de una actividad considerada no prioritaria por aquel entonces, en contraste con lo sucedido más tarde en otras tierras hispanas.

                Fuente.

                ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN.

                Real Cancillería, Registro 694, f. 34v.