LAS TRABAJADORAS DEL CASTILLO DE CASTIELFABIB. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

04.08.2019 12:49

                La Baja Edad Media ha sido considerada un tiempo de misoginia creciente, escribiéndose obras como L´espill de Jaume Roig. Tal autor atacó la participación femenina en la vida cultural, que también se extendió más allá de la ciudad de Valencia a otras actividades, como a las obras de reparación del castillo de Castielfabib entre 1349 y 1352, tras la guerra de la Unión y la epidemia de peste negra.

                Dirigió las tareas el obrero del castillo Joan Pérez del Portero, bajo cuya autoridad trabajaron los maestros Domingo Gomis y Marco Calahorra. Se trabajó en el postigo del adarve, se cerró otro postigo, se tapió, se alzaron casas en el interior del recinto y se laboró en el acceso del castillo a la villa. Se tuvieron que hacer caleras y acarrear madera, tierra arcillosa y agua hasta arriba. Tales obras costaron 3.039 sueldos barceloneses, una suma no muy alta para la época.

                Trabajaron aquí por una escueta retribución hombres y mujeres de las cercanías, más obligados por las circunstancias que por un deber de carácter dominical. Entre las mujeres se pueden reseñar varios elementos muy llamativos.

                Quizá por tradición familiar, las hijas de los citados maestros participaron en las obras. El padre actuaba en estos casos como garante, a modo de cabeza de familia. Otras mujeres, como la hija de Mateo, se encontraron en la misma situación.

                Participaron, al igual que los varones, en tareas duras: subieron agua para las casas, recogieron piedra para la calera y en la recogida de piedras en la entrada del castillo. Formaron grupos de trabajo de doce a cuatro personas. Solo se encontraron ausentes en la pintura de las casas del interior del castillo.

                Sus modestas retribuciones, de apenas unos cuantos sueldos por varios días de agotador trabajo, fueron igual que la de sus compañeros masculinos. La brecha salarial no asomó en aquellas circunstancias, en las que mujeres y hombres también compartieron el sacrificado trabajo.

                Fuentes.

                ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN. Real Patrimonio, Maestre Racional, 2420.