LOS AGERMANADOS TOMAN EL CASTILLO DE JÁTIVA.

27.04.2015 16:58

                

                La revuelta de las germanías conmovió al reino de Valencia considerablemente. Partidarios y contrarios de la germanía se acometieron con saña en distintos lugares.

                Tras abandonar la inquieta ciudad de Valencia, el virrey recaló en Játiva, en cuyo castillo se encontraba el duque de Calabria bajo la custodia de Gil de Ateca. La fortaleza tenía justa fama de sólida.

                Al marchar a Denia el virrey dejó como su alcaide a don Baltasar Mercader, de destacado linaje de servidores reales. Los agermanados setabenses no permanecieron inactivos.

                En las faldas del castillo se encontraba el monasterio femenino de Monsanto, con fama de disoluto. Un grupo de soldados reales trataron de forzarlo para dar rienda suelta a sus apetencias, lo que provocó la réplica inmediata de las autoridades agermanadas de Játiva, los Trece, prestas al auxilio y a espolear la toma de la fortaleza.

                Una fuerza de 200 agermanados llegó a Monsanto y desde el castillo se abrió fuego al sentirse sus custodios amenazados, matándose a un labrador. En Játiva los ánimos se encresparon con furia. Se plantaron baterías contra la fortaleza desde la ciudad. El 3 de julio de 1521 comenzó el asedio.

                Muy consciente del peligro el virrey mandó en socorro de los asediados a don Luis Crespí, el hijo del señor de Sumacárcer, que fue capaz de entrar por el postigo de Bisquert con 50 hombres de armas. Los agermanados setabenses solicitaron refuerzos a sus correligionarios de Orihuela.

                El virrey intento copar a los sitiadores con la ayuda desde Moixent de una fuerza de caballeros comandada por don Pedro Maza. Hasta esta posición se acercó una hueste de 1.000 agermanados para aliviar la presión, pero cayeron derrotados.

                Mientras tanto Vicent Peris tomó el mando militar de los agermanados de Játiva. Condujo con más brío el sitio. Redobló los ataques por Villanueva, el cementerio musulmán, el postigo de Bisquert y peña Roja, tan importante para la posición del castillo menor.

                Los mayores esfuerzos y disparos de artillería se hicieron por Villanueva. Los asediados, muy pendientes de las opiniones del cautivo duque de Calabria, consideraron la capitulación honrosa. Al fin y al cabo los agermanados sólo pretendían disponer en el castillo una guarnición de unos 60 hombres. El 14 de julio se rindieron con honor, aunque don Luis Crespí y los suyos cayeron a manos de los agermanados un poco después. Tanto el alcaide como el custodio del de Calabria serían años más tarde enjuiciados, pues la rendición de un castillo real no era cosa liviana.

                Fuente: Rafael MARTÍ DE VICIANA, Libro quarto de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino. Edición de Joan Iborra, Valencia, 2005, pp. 369-372.