LOS IMPUESTOS SOBRE EL COMERCIO Y LA TIRANTEZ POLÍTICA.

05.10.2017 19:59

                

                El comercio siempre ha sido fuente de beneficios para los pueblos y para los reinos, y los estados de tensión o la ruptura de hostilidades siempre lo han perjudicado. En tales momentos difíciles el contrabando ha encontrado su mejor oportunidad, lo que ha lesionado las finanzas públicas de los reinos en liza.

                La Diputación del General o Generalitat valenciana se encargaba a comienzos del siglo XV de recaudar gravámenes sobre una serie de productos comerciales, cuyo fruto se destinaba al pago de los donativos al rey acordados en Cortes. Cualquier alteración política podía perturbar el buen estado de las finanzas de la Generalitat, como fue el caso de la tirantez entre la Corona de Aragón y la de Castilla, especialmente grave para la economía del reino de Valencia.

                El 3 de octubre de 1404 la Generalitat intentó que las inhibiciones o embargos mercantiles con Castilla se removieran enviando embajadas a la corte del reino vecino. Las imposiciones tributarias o generalitats rendirían poco y el 4 de diciembre se notificó al maestre de Montesa el problema, que se abordaría a partir del 2 de enero del año entrante.

                En línea con este espíritu, el 2 de marzo de 1405 la Generalitat pidió que no se impusiera tributo a la madera que pasara por el puente de Santa Cruz, procedente de Aragón en dirección a Valencia, por los recaudadores de los diezmos.

                Sin embargo, la situación se agravó en los siguientes días. El 4 de marzo de 1405 se abordó la toma en Valencia de la barca del lisboeta Luis Gómiz (cargada de pasas, alumbre, azufre y ciruelas) con destino a Flandes por dos barcas armadas castellanas en el mes de noviembre pasado. La inhibición del trigo de los diezmos del obispo de Cartagena en el Sur del reino se abordó por la Diputación del General el 26 de marzo de 1405. Las diferencias entre las gentes de Ayora y Almansa enconaron el problema.

                La tirantez con Castilla fue aprovechada por otros dominios de la Corona de Aragón. La lana embarcada en Cartagena se descargaba en la Ciudad de Mallorca, algo que según los valencianos no debería permitirse. La unanimidad en tiempos de guerra no siempre se ha dado, especialmente cuando el comercio rendía tantos provechos.