SAN NICOLÁS LLEGA A LOS PAÍSES BAJOS DESDE ALICANTE. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

06.12.2022 12:29

               

                San Nicolás, Santa Klaus, es sin lugar a dudas una de las figuras más sobresalientes del ciclo festivo de las Navidades, y cada cinco y seis de diciembre entrega sus regalos a los neerlandeses. Se trata de la celebración de Sinterklaas, que trató de ser anulada por los predicadores calvinistas, sin éxito.

                No deja de llamar la atención que el santo emprenda su viaje a los Países Bajos desde Alicante, cuyo patrón es el mismo San Nicolás, especialmente si tenemos en cuenta la hostilidad hacia el poder español por las gentes de aquellas tierras. Durante la llamada guerra de los Ochenta Años (1568-1648), se forjaron unas Provincias Unidas que desafiaron a los españoles en muchos frentes.

                Sin embargo, más allá de la guerra, la historiografía ha ido desvelando un panorama más complejo y matizado. Ni los neerlandeses ni los españoles renunciaron a comerciar entre sí, pues sus negocios eran lo suficientemente importantes. En el Mediterráneo, aquéllos prosiguieron buscando sal, lana y otros productos, de los que el puerto de Alicante se había convertido en una valiosa escala desde finales del siglo XVI.

                Cada año, los holandeses mandaban a Esmirna hasta tres convoyes comerciales, que pasaban por Alicante, escogida como verdadera sede consular. Los oligarcas alicantinos, avezados negociantes, no le hicieron ascos a su trato, aunque en más de una ocasión estuviera muy mal visto por las autoridades. Por aquí, los de los Países Bajos consiguieron entrar no pocas especias, textiles, tintes, cueros, tabaco, maderas, hierro y clavazón.

                Sosegadas las relaciones con España, y con Francia como enemiga común, los beneficios comerciales neerlandeses fueron apreciables. Se ha calculado que entre 1667 y 1675 importaron por Alicante especias por 197.258 libras, tintes por 51.788, tabaco por 38.942 y azúcar por 1.399. En suma, unas 289.387 libras o casi las dos terceras partes de todas las ganancias logradas en España. En estas circunstancias, era lógico que San Nicolás llegara de Alicante.

                Para saber más.

                Jonathan I. Israel, La república holandesa y el mundo hispánico, 1606-1661, Madrid, 1997.