SAN VICENTE FERRER PREDICA EN ORIHUELA.

13.04.2015 12:33

 

                El 31 de mayo de 1410  falleció el rey de Aragón Martín el Humano sin nombrar sucesor, una espinosa tarea que quedaría en manos de sus reinos durante el tiempo de interregno. En muchos lugares del reino de Valencia las luchas particulares tomaron mayor virulencia.

                El concejo de Orihuela era el guardián de la frontera meridional valenciana, enfrentándose constantemente con las incursiones de los musulmanes de Granada. Durante el interregno fue requerida por unos y otros candidatos para que se posicionara en su favor.

                Conscientes del problema, sus autoridades se dirigieron a un hombre con fama de buen católico y con grandes dotes de pacificador: el dominico Vicente Ferrer, nacido en 1350 y posteriormente canonizado en 1455.

                El 26 de agosto de 1410 le dirigieron una carta en la que exponían que su tierra era muy viciosa y abundante de malicias, lo que indicaba que el final de los tiempos se encontraba cercano, deseando las gentes acogerse a la verdad de la fe católica y desterrar los vicios. Se la trasladó en mano el caballero Jaume Terrés.

                Estas peticiones eran comunes a otros municipios deseosos de contar con el afamado predicador, con independencia de sus circunstancias particulares.

                El 18 de septiembre San Vicente dio muestras de su benignidad y contestó desde Valencia, haciéndoles gracia y merced de predicar, según los términos de la época, tras visitar otras tierras. En su recorrido hacia Orihuela la compañía del dominico pasó por Játiva, Alcoy y Alicante.

                San Vicente iba acompañado en sus viajes por un nutrido grupo de personas, su compañía, compuesto de fieles, flagelantes, personal de servicio y notarios que daban fe de sus conversiones al auténtico catolicismo.

                En octubre de 1411 llegó a Orihuela, predicando en el lugar donde se erigiría la ermita de la Virgen de Monserrate. Su costumbre era entrar en las localidades montado en un asno y provisto de la Biblia y del Salterio en honor de Jesucristo.

                En su predicación insistía San Vicente en la inminencia del final de los tiempos, empleando todos los recursos oratorios para conmover a su auditorio popular, instando a una vida cristiana más estricta.

                Tras escucharlo muchos deponían sus diferencias y firmaban pactos de pacificación. Se trataba de un bálsamo, por puntual que resultara, que también atraía a personas de las cercanías.

                Una vez que predicó en Orihuela, San Vicente se encaminó a tierras castellanas, entrando en Murcia en enero de 1411. Regresó a Aragón en abril de 1412 para intervenir en las negociaciones del Compromiso de Caspe.

                Mientras tanto Orihuela se tuvo que enfrentar a los desafíos del tiempo, consolándose con el recuerdo de la predicación de San Vicente Ferrer.

                Fuente: BELLOT, Pedro, Anales de Orihuela. Edición de Juan Torres Fontes, Murcia, 2001, dos volúmenes, Capítulo LVI.