TENDER UN PUENTE EN LA JÁTIVA MEDIEVAL. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

27.06.2021 11:21

               

                Un martes cuatro de enero del año de la natividad del Señor de 1379 se reunió el consejo municipal de Játiva.

                Se convocó a gran número de personas de las distintas categorías sociales de la ciudad, las de la mano mayor, mediana y menor, sin olvidar a los clérigos, ni por supuesto a sus autoridades. La reunión era de gran relevancia.

                La cuestión a tratar bien se lo merecía: la obra del puente del río Albaida. Desde hacía tiempo, se había propuesto tender uno en el paso del camino del molino de don Jaime Pich, pero las dudas sobre su forma de ejecución y financiación lo habían impedido.

                Había causado división de pareceres el ofrecer la obra a estajo, con una suma de dinero previamente convenida, sin la supervisión de un obrero municipal encargado de seguir el ritmo de las obras, apuntando los días trabajados y su retribución.

                Se nombró finalmente una comisión integrada por dos clérigos, dos caballeros u hombres de paraje y cuatro ciudadanos para ordenar la obra. Ellos decidirían sobre la forma de ejecución y de financiación. Por su labor no percibirían ningún salario.

                Las dificultades no concluyeron aquí, ya que se tenía que tratar con los clérigos sobre su contribución. El 7 de enero accedieron a participar en la obra, con la garantía que no se perjudicaría sus franquicias.

                Tender un puente era mucho más complicado que hacer una obra de ingeniería, y seguro que en estos parajes valencianos un Ken Follet encontraría buenas ideas para sus novelas.

                Fuentes.

                Alfred Boluda, Els manuals de consells medievals de Xàtiva (1376-1380), Valencia, 1999.