UN SEÑOR DE LA FABRICACIÓN DE PÓLVORA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

22.03.2021 10:07

               

                La atmósfera de los campos de batalla de la Europa moderna estuvo dominada por las humaredas de pólvora, que en más de una ocasión no permitieron ver con toda la claridad la situación a los distintos contrincantes. Sin embargo, todo el mundo vio de forma diáfana su importancia y la enorme necesidad de abastecerse en buenas cantidades de tan preciado elemento militar.

                En Orihuela y Alicante, en tierras de la gobernación valenciana del primer nombre, la producción de pólvora fue importante en el siglo XVII, por sus condiciones naturales, a las que se añadieron sus valiosos contactos mercantiles. El baile don Alfonso Martínez de Vera, de destacado linaje en el territorio, dirigió tan importante tarea como administrador del patrimonio del rey allí.

                Ante un problema de carencia de pólvora en la cantidad suficiente, el Consejo de Aragón se dirigía a él o instaba a hacerlo a otras autoridades, como las de los distintos virreyes. Así lo hizo en 1638 el virrey de Navarra el marqués de Los Vélez, que lo fue de Valencia entre 1631 y 1635. Conocía bien la situación, y en aquel año consiguió doscientas arrobas de pólvora y la cuerda suficiente.

                Más remiso estuvo el virrey de Valencia por entonces, don Fernando de Borja y Aragón, y el Consejo le tuvo que ordenar que encomendara a don Alfonso la fabricación con la mayor brevedad de quinientos quintales de pólvora para el ejército, sin distraer a otro fin un solo grano.

                Don Alfonso enviaba habitualmente grandes cantidades a Cartagena, plaza de singular importancia militar, y a veces la extraía sin las oportunas licencias, cuando la práctica del contrabando estaba muy arraigada entre las oligarquías hispanas.

                Más allá de ciertas advertencias, verdaderos pellizquitos de monja, poco más se hizo contra el proceder de don Alfonso, un verdadero señor de la fabricación de la pólvora, muy solicitado en tiempos de tantas guerras. En el siguiente año de 1639, las autoridades de Mallorca acudirían a él. No fue la última vez que se requirieron sus servicios.

                Fuentes.

                ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN.

                Consejo de Aragón, 0561, 014.