DON ANTONIO DE ARAGÓN Y LA POLÍTICA DE PEDRO IV.

08.02.2019 18:14

                Los monarcas de Aragón rigieron distintos dominios en el Mediterráneo, algo que distó de ser sencillo. A su variedad legal y humana se sumaron las diferencias entre las ramas de la dinastía aragonesa. Genoveses, castellanos y otros añadieron dificultades muy serias. En Cerdeña la situación era harto complicada, y en Sicilia las luchas entre facciones nobiliarias ponían en peligro la estabilidad del reino.

                Don Antonio de Aragón era hijo de aquella situación. Vástago natural del rey Luis de Sicilia (1337-55) y sobrino de la reina aragonesa doña Leonor, tercera esposa de Pedro IV el Ceremonioso, celebró capítulos matrimoniales con doña Beatriz de Jérica, la hija de don Pedro de Jérica y de doña Buenaventura de Arborea.

                El acuerdo se celebró bajo la égida del mismo rey. El 19 de julio de 1370 se estableció que cuando el matrimonio se consumara, Pedro IV le concedería a don Antonio el mero y mixto imperio de la baronía de Cocentaina, con la condición que si muriera sin descendencia masculina legal retornaría a la corona.

                La baronía de Cocentaina era un importante señorío en el reino de Valencia, poblado por cristianos y mudéjares, que sirvió para afianzar la política mediterránea de los monarcas aragoneses. Consciente de la importancia de tener a don Antonio de su lado, Pedro IV prometió dominios en Murcia o en el resto de la Corona de Castilla, arrancados a su entonces rival Enrique de Trastámara, de apagarse su matrimonio con doña Beatriz antes de concebir hijos. Lo cierto es que en 1372 aquélla vendió la baronía. La partida mediterránea se jugaría con otras bazas.