EL SIMBÓLICO MURCIÉLAGO DE VALENCIA, EL RAT PENAT.

21.03.2019 16:27

                En el año del Centenario del Valencia CF, con las Fallas por medio, una versión de su emblemático murciélago ha suscitado las iras de DC Comics, la editorial de Batman, el caballero oscuro del que se han hecho distintas y variopintas versiones cinematográficas.

                Lo cierto es que el murciélago, lo Rat Penat, tiene un gran arraigo en la vida valenciana desde hace mucho tiempo. Da nombre a una conocida sociedad cultural, fundada en 1878 por Constantí Llombart, y se ha vinculado al mismo Jaime I el Conquistador por medio de una conocida leyenda, que ha servido para explicar su preeminencia en el escudo de la ciudad de Valencia.

                En sus sermones de predicación, San Vicente Ferrer se refirió al murciélago en términos propios de la Baja Edad Media. Representaría al buen soberano cristiano, que era capaz de devorar en medio de la noche a los infieles, considerados como insectos. Tal clase de símiles se hicieron en una época en la que el espíritu de cruzada todavía se mantenía vivo en un reino valenciano con importantes comunidades mudéjares.

                De tal símbolo hizo gala Fernando el Católico. A la muerte de su esposa Isabel, tuvo que abandonar temporalmente Castilla y desde la Corona de Aragón acarició distintos proyectos políticos. Nuevamente en el gobierno castellano, animó la conquista de África del Norte. En 1505 se tomó Mazalquivir y Orán en 1509. Se llegó a albergar la recuperación de Tierra Santa para la Cristiandad y Fernando se preció de su título de rey de Jerusalén. Según algunos exegetas, sería el rei encobert, llamado a conseguir un triunfo extraordinario y una notable renovación espiritual. Esta figura predestinada sería abrazada por un astuto tipo a finales de la guerra de las Germanías, que vino acompañada de una intensa explosión de cólera contra los mudéjares. Sobre l´Encobert ya había tratado Joan Alemany.

                El murciélago valenciano, pues, tiene una larga e interesante trayectoria, que no desmerece en nada otros poderosos símbolos de la civilización europea.

                A Vicente Plaza Rivero, valencianista de pro.