LA COTIZADA ALBUFERA.
La Albufera es uno de los espacios más conocidos de las tierras valencianas, famosa por muchas y variadas razones.
Este espacio de humedal fue otorgado para su uso por Jaime I a la ciudad de Valencia. Sus sucesores Pedro III (si seguimos el orden de la Corona de Aragón), Jaime II y Pedro IV reiteraron tal privilegio.
Se consideraba La Albufera una dehesa de la ciudad, incluyéndose sus marjales. Sus autoridades principales (los jurados y el consejo) podían regular su aprovechamiento por los vecinos, que tenían el derecho de conducir a sus pastos a sus ganados, de cazar y de tomar la leña que les fuera necesaria.
Este régimen de explotación comunal era altamente beneficioso para los más humildes, pues representaba una valiosa ayuda en carne, abono, calefacción e hierbas medicinales.
Una cosa era lo estipulado en el privilegio y otra lo cumplido por determinados oficiales reales, que siempre encontraron excusas para burlar parte de su alcance.
El guardián de La Albufera impidió en tiempos de Carlos I el corte de juncos y de otras brozas, ya que prefería venderlos a los gascones. El beneficio comercial amenazaba el uso comunitario.
A través del brazo real los representantes de Valencia se dirigieron a Carlos I en las Cortes de Monzón en 1542. El emperador y rey de Hispania, según la documentación, dio la razón a los valencianos, interesado como estaba en que colaboraran de grado a sus costosas empresas.
Fuente: Furs de València. Extravagants, II, volum XI. Edición crítica de Germà Colón y Vicent Garcia Edo, Editorial Barcino, Barcelona, 2007. Fur CXXXII, pp. 183-4.
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