LA DESTRUCCIÓN DEL ARCHIVO DUCAL DE GANDÍA DURANTE LAS GERMANÍAS.

15.08.2018 13:43

                Las Germanías supusieron un duro enfrentamiento social en el reino de Valencia, en el que se combatieron menestrales y caballeros con saña. A 24 de julio de 1521 el virrey se encontraba en Gandía y en Castellón de Rugat el ejército agermanado comandado por Vicente Peris.

                Fue del parecer el virrey de desgastar a su enemigo con escaramuzas, a la espera de los refuerzos de Cataluña. Por el contrario, el duque de Gandía y el conde de Oliva quisieron pasar al ataque, pues no deseaban daños en sus huertas por más de 200.000 ducados.

                Los agermanados disponían entonces de un fuerte ejército, formado por contingentes de la ciudad de Valencia, comuneros de Castilla allí llegados, gentes de las Montañas y de Orihuela en número de más de 8.000, mientras el virrey solo contaba con 2.000, incluidos 600 mudéjares poco diestros y 600 manchegos sospechosos de ser comuneros. Con 200 hombres de armas podrían acometer los del virrey al escuadrón contrario de 450 jinetes, animando a todos a luchar con bravura, pero carecían de armamento pesado.

                El día 24 los agermanados llegaron a la presa de Palma, a una legua de Gandía. Al día siguiente, festividad de Santiago Apóstol, se movieron y los del virrey temieron que entraran en la zona de las acequias, donde no podría maniobrar bien su caballería. Al final, se dio orden de entrar en batalla.

                Formó dos grandes escuadrones de infantería el virrey, pero los manchegos pidieron paga antes de entrar en combate según Martí de Viciana. Los agermanados se articularon en tres escuadrones con treinta y un infantes por hilera.

                El intercambio artillero inició la batalla. El virrey atacó el flanco izquierdo enemigo con 200 caballeros para abrir una brecha y acometer por la retaguardia, pero fue rechazado por el fuego de las escopetas, ayudado por los honderos de un montecillo cercano. La artillería agermanada dañó la formación virreinal, y los manchegos (con castellanos de Requena según Catalá) se retiraron a Gandía. Les siguieron los mudéjares en pos de sus familias.

                El virrey contempló su ejército roto, pero Peris decidió entrar en Gandía antes de terminar de destruir a su enemigo. Preservaba la unidad de sus fuerzas, se aseguraba un buen botín y restablecía a los veintidós capitostes agermanados de la villa. Su duque Juan de Borja marchó en dirección a Denia en compañía de su madre, hijas, damas y otras mujeres.

                Gandía fue saqueada. Según Martí de Viciana los veintidós se dirigieron al palacio ducal, con un importante archivo en su torre. Sus escrituras, actas e instrumentos de privilegios antiguos fueron arrojados desde la torre hasta el patio, donde los agermanados terminaron de romperlos. Según el agermanado Bertomeu de Cas, los causantes del daño fueron los mismos servidores del duque.

                Las cajas y armarios del archivo conservaban importantes documentos de las baronías y de los censales del duque, lo que nos induce a pensar que su destrucción no resultó incidental y que se inscribiría en la tendencia antiseñorial del movimiento agermanado.

                A 19 de noviembre de 1523, el duque solicitó al gobernador de la ciudad y reino de Valencia que se hiciera constancia oficial de la sustancia de la documentación perdida, con la ayuda de sus procuradores Nofre Ruiz, Luis Erau y Joan García de Valencia, su abogado Francesc Artés, y del notario de Gandía Francesc Pérez de Culla, buenos conocedores de la misma. Todavía en 1817 los descendientes del duque hicieron valer tal petición para dar fuerza a sus derechos señoriales.