LAS BAZAS DE LA ORIHUELA DEL 1600.

03.07.2018 17:38

                A comienzos del siglo XVII, antes de la expulsión de los moriscos, la ciudad de Orihuela pretendió jugar de la mejor manera sus cartas para evitar las primeras manifestaciones de un tiempo crítico, llamado a durar.

                Sus cosechas de cereal eran importantes en relación a otras localidades gracias al agua del Segura, de cuyas aguas a veces disponían los vecinos de Murcia de forma contraria a sus intereses. Su sedería también era reseñable, y la proximidad de la capital murciana y de Castilla suponía un notable activo para su comercio.

                La complementariedad de la economía valenciana y castellana se había patentizado desde hacía mucho tiempo, como bien se comprobaba en nuestro caso, pero todavía se conservaban los límites entre ambas Coronas por razones fiscales e institucionales. En 1600 los vecinos de Orihuela iban a Castilla a vender su sedería y otros productos, si bien tenían problemas a la hora de entrar en el reino de Valencia el dinero castellano. Se les exigían fianzas, además, lo que entorpecía las relaciones comerciales. La entrada de moneda de un reino a otro de la Monarquía hispánica estaba regulada por una serie de equivalencias y de licencias. Sin embargo, la creciente acuñación en Castilla de moneda confeccionada con una aleación de plata (cada vez menos a lo largo del XVII) y cobre, el vellón, ocasionaba no pocos problemas económicos.

                Castilla, desde la Baja Edad Media, también había adoptado medidas sobre la exportación de elementos tan estratégicos como los metales preciosos, las armas y los caballos, que de hacerlo de manera desordenada podían debilitarla de distintos modos. Hacia 1600 la ganadería castellana ya había demostrado con creces que se trataba de un negocio más que lucrativo, y las gentes de Orihuela acudieron a la Corona vecina para abastecer su carnicería municipal, lo que no los dispensó de padecer restricciones. La ciudad disponía de extensos términos en lo que hoy en día es la comarca del Bajo Segura, y tenía el deber de proteger su extendido litoral de las incursiones corsarias del Norte de África y otros enemigos. En 1605 se solicitó conseguir cuarenta caballos en Castilla para defenderse allí.

                Semejante peligro no evitó que los prohombres de Orihuela quisieran aumentar las rentas municipales y particulares con el establecimiento de 500 hogares de moriscos originarios del reino de Granada, décadas atrás quebrantado por la espantosa guerra de las Alpujarras. Era una solución muy usual entre las oligarquías valencianas desde el siglo XIII, la de alentar aljamas y morerías por razones crematísticas. La petición quedó registrada, pero no se llevó a efecto finalmente por la expulsión de 1609.

                Las cargas tributarias, forzadas por el estado de guerra de la Monarquía, ya amenazaban muchos negocios. El acrecentamiento del valor del gravamen de las alcabalas y la imposición de los millones habían golpeado fuertemente al comercio castellano. Conscientes de ello, Orihuela pidió en 1603 el privilegio de mercado franco de los miércoles, con la esperanza de animar la iniciativa de sus gentes en tiempos tan inciertos.