VALENCIA Y EL PROYECTO DE CRUZADA DE CLEMENTE V (1311).

01.02.2018 17:58

                

                El 12 de agosto de 1308 el papa Clemente V convocó el concilio de Vienne, que se celebraría finalmente entre el 16 de octubre de 1311 y el 6 de mayo de 1312. Se trató en este concilio el espinoso tema de la disolución de la orden del Temple, que daría paso en el reino de Valencia a la de Montesa, así como acerca de una nueva cruzada a Tierra Santa, entonces pérdida a manos del sultanato mameluco de Egipto.

                Aunque la mayoría de los concurrentes eran franceses, lo que ha mermado el carácter ecuménico del concilio al criterio de muchos, asistieron también dignatarios eclesiásticos de la Corona de Aragón. El proyecto cruzado fue seguido con vivo interés desde la ciudad y el reino de Valencia, que antes de la apertura de las sesiones conciliares expresó por carta su interés por la empresa, pero también su inquietud por la posible marcha a la expedición de muchos guerreros necesarios para protegerse de las acometidas granadinas y benimerines. Ofrecemos a continuación la versión al castellano actual de esta carta, publicada inicialmente por Agustín Rubio Vela en Epistolari de la València medieval (Valencia, 1985, pp. 253-255).

                “Al muy santo padre y soberano obispo. Los jurados y los prohombres de la universidad de la ciudad de Valencia, besando vuestros santos pies con toda reverencia y honor.

                “A vuestra santidad, padre santo, sea comunicado por la presente que a nuestra audiencia y de los habitantes del reino de Valencia ha llegado que vos, padre santo, en honor de nuestro señor Jesucristo y ensalzamiento de la fe cristiana y humillación del paganismo, consideráis celebrar concilio en breve con los prelados de la santa Iglesia sobre el paso a Tierra Santa de Jerusalén, de lo que estamos muy alegres, a honra de nuestro señor Jesucristo, al que invocamos la merced de su gracia sobre vos, padre santo, y sobre todos los otros prelados que estén presentes, y que vuestro buen inicio y propósito lleguen a buen fin.

                “Nosotros, padre santo, entendemos que a este paso, cuando nuestro señor Dios le plazca que se haga, acudirán muchas gentes del señorío y de las tierras de nuestro señor, el muy alto rey de Aragón, y del muy alto rey de Castilla y de las partes de España, así caballeros como ciudadanos, hombres de villas, muchos hombres de mar y otros hombres de armas, para ganar las indulgencias de vos, santo padre, y muchos para ganar salario; por ello, creemos firmemente que muchas gentes de España participarán en esta viaje, y por tal razón toda España padecerá gran pérdida de hombres de armas. Y nos, considerando que por la infinidad y multitud de sarracenos que se encuentran en diversas partes de España, especialmente en el reino de Granada –en ciudades, villas y muchos castillos que poseen, con disgusto de Dios y gran deshonra del cristianismo-, y por la pérdida de los hombres de armas que acudirán de España en el mencionado viaje a Tierra Santa, se podría seguir gran daño y peligro a las partes de España –mayormente porque los sarracenos de Berbería, que son multitud, están tan cercanos a las partes del reino de Granada que en breve espacio de tiempo podrían pasar contra los cristianos de España, pues cada día podrían hacer uno o dos viajes de Berbería a Granada-, y como sea de gran sabiduría proveer a los hechos a suceder para esquivar los peligros venideros, por ello, nos, humildemente besamos vuestros santos pies, y suplicamos a vuestra santa paternidad que, por honor de nuestro señor Jesucristo y ensalzamiento de la fe cristiana y para guardar que las tierras que ya alaban el nombre de Jesucristo en España no se pierdan de cristianos, os pedimos que os plazca proveer y purgar las partes de Granada y otras con sarracenos, de tal manera que las gentes de España más voluntariamente tomen la cruz y vayan a Tierra Santa, con corazón más seguro, y aquellos que permanezcan lo hagan más seguros en España (…)

                “Padre santo, todas las gentes de España vemos y sabemos, según nuestro entendimiento, que si vos, santo padre, desearais proveer en el tiempo de preparación del paso, se podría conquistar España y purgarla de enemigos de la fe católica, y que España se aplicaría al servicio del nombre de nuestro señor Jesucristo, del que vos, santo padre, sois vicario y lugarteniente en las tierras. Y de otra manera, santo padre, si vos no dierais consejo y ayuda para que los sarracenos del reino de Granada sean expulsados y la tierra conquistada de cristianos, no resultaría seguro a las gentes del reino de Valencia y de Murcia seguiros o acudir al paso de Ultramar porque sería gran peligro de pérdida de estos reinos para el cristianismo y de ser cobrados por los infieles sarracenos, de los que hemos visto muchas veces, con todas las gentes en estos reinos, que se han esforzado en recobrar los dos reinos y retornarlos a su infiel fe y señorío. Y ello lo hemos visto muchas veces en nuestro tiempo que han entrado con fuerte y armada mano con muchas gentes de a pie y caballo, tomando muchos castillos y fortalezas, dañando y cautivando muchas gentes,  que nuestros predecesores tuvieron y que nos por mucho tiempo mantuvimos, pagamos y arriesgamos de gente antes de ser tomadas.”

                Valencia, 18 de agosto de 1311.