ALFONSO X Y LAS TIERRAS VALENCIANAS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
En este mes de conmemoración del ochocientos aniversario del nacimiento de Alfonso X el Sabio, se recuerdan numerosos aspectos de su obra, su personalidad y su legado. Su figura tuvo gran importancia en la Europa del siglo XIII, pues aspiró al trono del Sacro Imperio y los enemigos de Carlos de Anjou le pidieron ayuda.
En la península Ibérica, su importancia fue acusada, pues reinaba sobre una Corona de Castilla acrecentada tras las grandes conquistas a los musulmanes. Uno de sus oponentes y aliados fue Jaime I de Aragón, que con el tiempo llegaría a ser su suegro. Años antes, cuando Alfonso era todavía infante, habían estado a punto de romper hostilidades por el reparto exacto del Sharq Al-Ándalus. El tratado de Almizra de 1244 lo evitó. Aquél conseguiría para Castilla varias comarcas de la actual Comunidad Valenciana: la Vega Baja, el Bajo Vinalopó, la de Alicante, parte del Alto Vinalopó, el Valle de Ayora y de Cofrentes, y Requena-Utiel. El primer reino de Valencia tuvo, pues, una extensión menor que la Comunidad de nuestros días. Las tierras al Sur de Jijona pasaron durante un tiempo a formar parte del reino de Murcia, donde la obra legislativa de Alfonso fue importante.
Esta labor es inseparable de la repoblación. En 1252 se concedió a Alicante su fuero, inspirado en el de Córdoba con las franquicias de Cartagena. A Requena le dio carta puebla en 1257. Otorgó fuero real a Orihuela en 1265. En 1270 confirmó a Elche los fueros y privilegios de los que disfrutaba Murcia.
Varias disposiciones de aquel tiempo se mantuvieron tras la incorporación en 1308 al reino de Valencia: el procurador real (heredero del antiguo merino) no podía inmiscuirse en la vida concejil, los caballeros podían gobernar en los municipios, la tahúlla fue reconocida como unidad de medida agraria, los maridos podían denunciar y castigar el adulterio, las subastas se iniciarían desde los cien sueldos, la pena de la cuarta parte sobre las deudas se rebajaría a una décima, y se retribuiría al justicia y a sus ayudantes con emolumentos mayores que en el resto del reino. La singularidad de la gobernación de Orihuela procede en gran parte de esta circunstancia.
Pasada la guerra de Sucesión, con los fueros valencianos abolidos, se volvió a poner en valor el legado de Alfonso X. En 1713, el municipio de Alicante lo invocó para evitar la imposición de las alcabalas, además de reclamar otras ventajas, como el voto en las Cortes de Castilla. En el fondo, las figuras históricas sirven a los propósitos de una sociedad más allá de su propio tiempo.
Fuentes.
ARCHIVO MUNICIPAL DE ALICANTE.
Pleitos de la ciudad de Alicante, Armario 5, Libro 57.