CÓMO ESCOGÍAN JUSTICIA EN MORELLA (1269).

15.09.2015 11:18

                La administración de justicia siempre ha sido una cuestión tan importante como peliaguda, pues de ella se deriva una parte considerable del estado de la sociedad. Su recta aplicación ha sido compañera de buen gobierno en la mentalidad de las gentes.

                Así pues, la elección de buenos administradores de justicia ha resultado ser una de las claves de su éxito, junto a la aplicación de las leyes. Son unas cuestiones de las que no escapamos hoy en día y que también inquietaron a Jaime I.

                En 1269 el reino de Valencia ya se encontraba casi consolidado. A la calificación de reino aplicada al territorio dentro de los dominios del Conquistador se añadía la promulgación de unas leyes propias, los cada vez más extendidos Fueros, y la puesta en marcha de una serie de instituciones de gobierno a nivel municipal y regnícola.

                En el extenso concejo de Morella ya se había conformado un grupo de personas y familias destacadas capaces de dirigirlo, los prohombres. Conquistada a los musulmanes en 1232 gracias a la iniciativa de Blasco de Alagón, el rey don Jaime reafirmó su dominio sobre Morella en 1249. El Conquistador no deseaba competidores.

                Sin embargo, su realismo, que tantas victorias le brindó a lo largo de su dilatada vida, le hizo ver que no podía orillar la creciente influencia de los prohombres en la vida local. Lo mejor sería ponerlos a su disposición entregándoles algo a cambio.

                El 3 de junio de 1269, desde Daroca, el monarca ordenó como se elegiría el justicia de Morella, el máximo administrador de la justicia civil y criminal en el municipio en nombre del señor rey.

                Cada año por la fiesta de Navidad los prohombres, cuyas condiciones se dan por supuestas en los documentos llegados a nosotros, escogerían tres candidatos, cuyas condiciones tampoco se detallan excepto que fueran vecinos de Morella. Indiscutiblemente se trataría de los poderosos de la universidad o municipio ya acostumbrados a atar y desatar en los asuntos locales.

                Entre estos tres candidatos elegiría uno el baile o representante de la administración política y económica del rey en el territorio. El comportamiento y las sentencias del elegido, cuyo ejercicio sería anual, se conduciría según los Fueros, ya abandonado en Morella el fuero de Sepúlveda que le diera Blasco de Alagón. Aunque nada se dice de los mecanismos de control del justicia, éste quedaba subordinado al poder del rey y a las leyes del reino.

                Fuente: Archivo de la Corona de Aragón,  Real Cancillería, registro 16, f. 169v.