DISPUTARSE UNA DONCELLA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

05.11.2023 13:33

 

                Un acontecimiento conmocionó la ciudad de Valencia el viernes 1 de noviembre de 1437. Una joven, Castellana, había sido secuestrada en la plaza de don Luis de Vilarrasa, cuando retornaba del convento de los dominicos de los oficios de difuntos. No se trataba de una chica cualquiera, sino de la hija de uno de los oligarcas de la ciudad, la hija de don Benet Joan.

                Los secuestradores tampoco eran unos cualquieras en la vida de la comunidad. Don Francesc de Soler y su hermano Galcerán, en cuadrilla con sus seguidores, la habían capturado. El motivo era el de convertirla en esposa de Francesc por la fuerza, un verdadero golpe de Estado matrimonial que beneficiaría a la parcialidad de los Soler en el equilibrio de poder de la ciudad.

                Pronto se encendieron los ánimos, amenazando con abrasar Valencia en una cruenta guerra de bandos. La autoridad real tuvo que terciar inevitablemente. El rey de Navarra don Juan, que ejercía en nombre de su hermano don Alfonso, logró que al tercer día del secuestro la muchacha fuera conducida al palacio del Real. Allí se vería el estado de Castellana tras su rapto y se decidiría acerca de la disputa entre bandos. No era la primera, ni sería la última vez que las cuestiones matrimoniales alimentaran las guerras de parcialidades en el inquieto reino de Valencia.

                Fuente.

                Dietari del capellà d´Alfons el Magnànim. Edición de Vicent Josep Escartí, Valencia, 2001.