EL ATRACTIVO FEUDO DE SELLA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
El dominio efectivo de las tierras valencianas no fue fácil tras la conquista y con frecuencia se encomendó el control de ciertos puntos a algunos nobles. El castillo de Sella, emplazado en un área ciertamente montuosa, lo fue en 1251 por Jaime I a Eiximén Pérez d´Óriz en calidad de feudo, atendiendo a sus dificultades, en los límites del reino de Valencia de la época y todavía con una importante población musulmana, de la que los conquistadores desconfiaban.
Tal feudo puede parecer modesto, pero atrajo a figuras como el caballerizo de Pedro IV Egidio Martínez de Uncastillo. Le fue entregado en 1340 con el derecho de laudemio y fadiga, según lo había poseído Bernat d´Olms.
Con el paso del tiempo, el feudo de Sella (el de su castillo y villa) entró a formar parte del patrimonio de señores más relevantes, como don Juan de Aragón, el padre de Fernando el Católico.
En 1431, don Juan era duque de Gandía, además de gran señor en Castilla y rey de Navarra. Este gran magnate de la Hispania del Cuatrocientos contaba con una elaborada organización administrativa para regir y rentabilizar sus dominios. Su procurador en el reino de Valencia era Guillem de Vich, cuyas órdenes llegaban a sus lugartenientes, como el habitador de Gandía Francesc Guda. El servicio en las grandes casas nobiliarias era una oportunidad para más de un prohombre y caballero local, ansioso de promoción y nuevos honores.
La reciente guerra entre el Aragón de su hermano Alfonso V y la Castilla de su primo Juan II, por motivos familiares y de dominio político, había mermado el dinero de las arcas de don Juan. Decidió vender el feudo de Sella, con su mero y mixto imperio de la justicia, por 5.500 sueldos valencianos en 1431.
El interesado en adquirirlo fue el doncel Gispert d´Olms, habitador en la ciudad de Valencia que lo había administrado previamente en nombre de don Juan. Conocedor del lugar, quizá deseara recuperar una antigua posesión familiar y redondear su fortuna en una Valencia que no desdeñaba para nada la adquisición de dominios territoriales, especialmente los poblados por mudéjares.
Los lugares y alquerías con comunidades mudéjares eran rentables por sus rentas y la orientación de su producción agrícola hacia el mercado, atractivos para personas deseosas de hacer negocios. En Sella los mudéjares disponían de su propia aljama u organización comunitaria, con su alamín y dos jurados. Los lazos familiares (con linajes como los Maymo) ayudaban a cohesionarlos.
Sin embargo, don Juan revocó la venta temporalmente el 24 de mayo de 1432. La autorizó nuevamente el 24 de septiembre de 1433 y el 11 de marzo de 1434 Gispert d´Olms pudo tomar posesión.
El sayón Francesc Maca convocó a los mudéjares, encabezados por sus autoridades, ante el albergue señorial de la plaza de Sella. En los preceptivos juramentos no se hizo olvido de la Suna y Xara de los musulmanes y como testigos asistieron al acto el ciudadano de Valencia Manuel López, el baile de Penáguila Joan Fenollar y el influyente cadí de Cocentaina Cahat Aboharie, ejemplo de una sociedad heterogénea de una tierra compleja.
Fuentes.
Carta de l´honorable mossèn Gizbert d´Olms, donzell, de la possessió del feu e jurisdicció criminal de la vila de Sella del molt alt senyor rey de Navarra e duch de Gandía, Papeles Alicantinos, Alicante, 1987.