EL CONSEJO DE ARAGÓN TRATA DE PRESERVAR ALGO DE LOS FUEROS.

04.12.2016 18:30

                

                Como es bien sabido tras la batalla de Almansa se abolieron los Fueros valencianos. No todos los seguidores de Felipe V se mostraron conformes con tal medida por distintas razones, que iban desde la conveniencia de las circunstancias militares a la convicción, como bien se ve en la obra de Enrique Giménez López Militares en Valencia (1707-1808), donde se ofrecen varios textos en los que se aprecia el parecer general de los miembros del Consejo de Aragón, más moderado que el de asesores de Felipe V como Amelot.

                El 27 de noviembre de 1706 se expuso en el Consejo de Aragón la necesidad de establecer la Real Audiencia en los territorios del Sur del reino de Valencia tomados a los partidarios de Carlos de Austria:

                “…creyendo que también el establecimiento de ésta (de la Real Audiencia) ha de tener gran ruido a aquellos naturales, a unos por el miedo que les causará ver vuelta a establecer la jurisdicción de Vuestra Majestad con consejo de aquel Reino, donde no pudiéndose presumir que todos sean malos, también animará a muchos que sean buenos”

                El 22 de diciembre de 1706 se indicó que asesoraran en la Audiencia al virrey de Valencia, el obispo Belluga, ocho magistrados valencianos exiliados en Castilla:

                “… para que se juntasen allá todos los ministros que hicieron el mérito de salirse y van divagando ociosos y mendigos por diferentes partes”

                La incorporación de magistrados castellanos a la Audiencia planteaba problemas muy delicados:

                “… porque entenderían aquellos naturales que quiere Vuestra Majestad quitarles sus Fueros y Privilegios, y gobernarlos con una misma ley que a los demás Reinos, lo que les pondría en estado de desesperación y les haría más obstinados y restados a perder sus vidas para conservar sus Fueros y libertades que sería tocarles la más fuerte alarma para irritarlos contra Vuestra Majestad y cerrar las puertas a todo género de negociaciones y a la esperanza de poder reducirlos a seguir el partido de Vuestra Majestad haciendo más dificultosa la conquista de aquel Reino (de Valencia) y de los demás de la Corona de Aragón, pues a todos pondría en cuidado aquel ejemplar, y entrarían en la misma desconfianza”

                La Audiencia se conformaría de momento en la ciudad de Orihuela junto al virrey, pero el 11 de enero de 1707 éste manifestó las dificultades:

                “Hallo impracticable e infructuosa la formación de dicha Audiencia porque aquella ciudad solo ha quedado para huir de ella porque está reducida al último estado de miseria, sin haber allí capacidad de otro gobierno que el militar, y hoy crece más esta imposibilidad porque aquel pueblo se arde en enfermedades, tanto que su obispo me avisa que el mes pasado pasaron de quinientos los muertos, y después de formada no sirviera de nada, porque sobre el grave impedimento de los soldados que cada día perdieran el respeto a los Ministros y estuvieran pendientes sus resoluciones o ejecuciones de ellos”

                El 25 de abril de 1707 las fuerzas borbónicas consiguieron una gran victoria en los campos de Almansa, pero el 20 de mayo de 1707 el Consejo de Aragón no tuvo por conveniente la aplicación de medidas castellanizadoras por el momento:

                “…por ahora, hasta que sean conquistados todos los Reinos del continente de la Corona, o, por lo menos, hasta que sea acabada esta campaña, tiene por de gravísimo inconveniente, y que puede ser de perniciosísimas consecuencias el poner regente y ministros castellanos en dicha Audiencia pues con esto han de creer que Vuestra Majestad les quiere abrogar sus leyes antiguas, aún las tocantes a justicia, y gobernarlos por las de Castilla, poniendo así a los de Valencia, como a los de Aragón y Cataluña, en el estado de su mayor insolencia y desesperación, dificultando así, tal vez, los buenos progresos que se esperan y desean en la conquista de dichos Reinos”

                El 3 de junio de 1707 el Consejo de Aragón recomendó un perdón general, no prohibir del todo la lengua valenciana en los tribunales, pese a inclinarse por la castellana, preservar el derecho privado valenciano y salvaguardar los Fueros que no rebajaran la suprema potestad del rey:

                “Aunque por ahora se tenga por conveniente no hablar en expresa derogación de fueros, parece necesario que la instrucción que hubiere de darse a la Audiencia para su gobierno, se diga que los Fueros que fuesen a la causa pública, regalías de Su Majestad y negocios de partes, así en las causas civiles como en las criminales, se observen y guarden, no en fuerza de fueros ni de leyes, sino en la razón en que se fundasen”

                Los propósitos moderados manifestados en el Consejo de Aragón se fueron al traste el 29 de junio de 1707, cuando se abolieron los fueros de Valencia y de Aragón. El Consejo de Aragón fue también disuelto. Ya el 16 de mayo anterior Luis XIV había expresado que:

                “Una de las primeras ventajas que el rey mi nieto obtendrá sin duda de su sumisión será la de establecer allí su autoridad de manera absoluta y aniquilar todos los privilegios que sirven de pretexto a estas provincias por ser exentas a la hora de contribuir a las necesidades del Estado”

                Con la pérdida de su autogobierno, los valencianos entraban en un nuevo tiempo político.