EL GOBERNANTE SABIO DE EIXIMENIS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

27.12.2020 13:05

               

                Los poderosos de la Baja Edad Media buscaron el consejo de personas entendidas para resolver problemas particulares o actuar política y moralmente. En la prestación de tal servicio, descollaron los religiosos, que pudieron aplicar algunos de sus planteamientos doctrinales. La familia real aragonesa contó con los consejos de Francesc Eiximenis, el franciscano que terminó afincándose en la ciudad de Valencia, donde gozó de un enorme prestigio.

                Antes de subir al trono, asesoró ya a don Martín, el duque de Montblanc que se convirtió en señor y regente de Sicilia en nombre de su hijo don Martín el Joven. El 15 de julio de 1392, desde Valencia, le insistió epistolarmente en una serie de puntos.

                Reconocía la sabiduría del futuro rey Martín el Humano, que Dios había depositado en su persona. Con tono obsequioso, encarecía el franciscano la importancia divina en su consejo. A este respecto, su gracia se manifestaba en forma de saber, toda una muestra de monarquía sapiencial a semejanza del gobierno eclesiástico idealizado.

                El comportamiento del rey sabio de Eiximenis debía ajustarse a una serie de normas morales. Sus hábitos debían de ser moderados en todo momento, huyendo de los excesos reprendidos por los predicadores. Su semblante siempre debía permanecer alegre para no dar pábulo a ciertos problemas de obediencia. Tan moderado gobernante deliberaría con madurez antes de emprender algo. Abrazaría toda novedad, en una sociedad marcada por la tradición, por sí mismo para hacerla más asequible.

                La valentía caballeresca no se dejaba al margen por el pensador franciscano y recomendaba a don Martín pasar a combatir a Cerdeña en ayuda de su hermano Juan I de Aragón, dando ejemplo de cumplimiento. Según su visión, el gobernante era un servidor del regimiento de la cosa pública, a la que debía de amar por encima de todo. Así se granjearía la mayor devoción de sus servidores.

                Muchos de estos planteamientos serían también enunciados a las autoridades municipales de Valencia, pues Eiximenis fue una figura destacada a la que se encomendaron tareas delicadas, como la revisión de los libros judíos por aquéllas tras los luctuosos acontecimientos de 1391.

                No se olvidaría, en medio de sus consejos, de solicitar a don Martín ciertas gracias, como el establecimiento de un convento franciscano en Segorbe, señorío de su esposa doña María de Luna, a la que no olvidó dirigir afectuosas palabras. También abogó por ayudar a la hija casadera de Nicolau Pujades. Así fue concitándose voluntades a su favor, pues el franciscanismo político no solamente prosperó con buenas palabras sobre el comportamiento del gobernante.

                Entre 1396 y 1410, Martín I reinaría en Aragón y los consejos dados por Eiximenis fueron sometidos a prueba, con resultado variable.

                Fuentes.

                ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN.

                Colecciones, Autógrafos, II, A, 8 (2).