EL SULTÁN DE GRANADA AMENAZA AL BATLLE DE ELCHE (1324).

13.08.2015 19:11

    Entre 1305 y 1324 el rey Jaime II se reservó el dominio directo de la villa de Elche, que en parte gracias a su comunidad mudéjar ofrecía unas rentas sustanciosas. De su administración patrimonial se encargaba un batlle o baile con amplios poderes.

   La frontera meridional de la Corona de Aragón se encontraba amenazada por aquel tiempo por las incursiones de los musulmanes de Granada, que no se resignaron a ser dominados por castellanos y aragoneses, sin olvidar a los portugueses. En 1314 el enérgico Ismail destronó al sultán Nasr, que se acogió a la protección castellana. La sonada derrota de la Vega puso punto y final a toda reversión del poder en la Alhambra.

     Ismail I se afianzó gracias al fortalecimiento de un ejército cada vez más profesionalizado y a la protección dispensada a todos los musulmanes hispanos, por muy teórica que resultara. La suerte de los mudéjares valencianos no le resultó ajena. Muchos de sus súbditos procedían de tierras de Valencia y conservaban sus vínculos familiares. Asimismo, la recuperación de territorios en aquel momento en manos cristianas se imponía como una obligación, por muy difícil que pudiera parecer. Entre el sultanato de Granada y el reino de Valencia se extendía el castellano reino de Murcia, protegido con sacrificio por el concejo de Lorca.

                                

   La actividad comercial del puerto de Almería, el principal de Granada antes de la gran emergencia de Málaga en el siglo XV, atrajo la codicia no sólo del rey de Aragón, derrotado ante sus murallas en 1309, sino también de sus corsarios, que no respetaron siempre las treguas entre Ismail I y Jaime II. En 1323 una nave armada en Alicante atacó a otra salida de Almería, capturando pasajeros y mercancías pese a la tregua de 1321. Técnicamente musulmanes y cristianos no podían suscribir paces por sus diferencias religiosas, pero las treguas cumplieron su función en la medida de sus posibilidades.

    Jaime II fue un político astuto que nunca se fió del ambicioso Ismail I. En febrero de 1324 acogió la petición del granadino de permitir comerciar a sus súbditos en el reino valenciano, pero en marzo previno a su hijo Alfonso contra un ejército de 5.000 jinetes y 20.000 infantes prestos a lanzarse contra el Sur valenciano, pues los aragoneses tenían comprometidas sus fuerzas en la conquista de Cerdeña.

    El granadino descargó finalmente su poder contra los castellanos, arrancándoles Baza, Orce y Huéscar, donde se empleó la artillería de los truenos que años más tarde Ridwan emplearía contra los valencianos. Ello no le impidió adoptar una actitud brava ante el baile de Elche Jaume Andreu en calidad de representante o procurador de Jaime II en junio de 1324.

    Varios de sus súbditos habían sido retenidos por el baile por motivos que irían desde la sospecha a la mera ganancia, quebrantándose el estatuto de moros de paz. Ismail I envió una desafiante carta en la que se expresó con rotundidad. Atacaría y rompería la tregua si los cautivos no eran conducidos a sus naves.

    Al final no llegó la sangre al río. Jaime II no tuvo que cruzar espadas con los granadinos e Ismail I moriría asesinado por unos de sus contrarios musulmanes en agosto de 1325. Jaume Andreu se libró de un enemigo, aunque los ilicitanos tendrían que probar años más tarde su bravura ante los granadinos.