EL VALENCIANO EN LA CARRERA DE INDIAS.

18.11.2018 13:14

                Con la imposición del régimen de la Nueva Planta, el reino de Valencia quedó sometido de forma más estrecha a la autoridad del monarca, que se complació en aplicarle las leyes de Castilla por considerarlas más propicias a su autoridad. El cambio también afectó al idioma, y el valenciano fue preterido en los documentos oficiales.

                Los eclesiásticos mantuvieron en sus registros más allá de 1707 el valenciano hablado por sus feligreses; por ejemplo, en sus libros parroquiales de bautismos. La investigación constata cada vez más la importancia de los documentos parroquiales, como los libros de fábrica, en la preservación en el XVIII del valenciano en los escritos.

                Las anotaciones parroquiales tuvieron un valor oficial, al provenir de la autoridad eclesiástica, y Carlos III prohibió en 1778 que se prosiguieran redactando aquéllas en tierras valencianas como la ciudad de Alicante. No obstante, no se podía invalidar el pasado.

                Para participar en el comercio con la América española, se debía de acreditar la condición de súbdito católico del rey nacido en España. Tal requisito no varió con el fin oficial del monopolio del puerto de Cádiz. Aunque se autorizó a otros puertos de la Península a comerciar, muchos hombres de negocios prefirieron seguir actuando desde Cádiz por su organización consolidada.

                Tal fue el caso del comerciante alicantino Vicente Jornet, hijo del activo polvorista José Jornet. En 1788 fue uno de los consignatarios de la fragata Nuestra Señora del Rosario, alias la Diligencia, que cubriría en un buen momento para el tráfico indiano la ruta entre Cádiz y Veracruz. Obtuvo el permiso de disponer de veintinueve tercios y dos cajones de la misma para transportar géneros españoles y extranjeros por valor de 126.269 reales, una cantidad verdaderamente sustanciosa. El contador Vicente de Arroyuelo verificaría el registro de la fragata junto al maestro José Pérez Gallego.

                El emprendedor Vicente tuvo que acreditar su partida bautismal. El presbítero de San Nicolás de Alicante Francisco Molla la certificó según el Libro de bautismos de 1735-37, del que extrajo el siguiente mote o anotación:

                “En Alacant, a 16 de dehembre de 1736. Yo, lo doctor Andreu Solos, cura propi de la parròquia de la iglesia parroquial deella, bategí y posí els Sants Olis segons el ritu de Nostra Mare Iglesia a un chic fill de Josseph Jornet y Teresa Hernández, naturals y vehins desta ciudat.”

                La anotación tiene la virtud de consignar el estado filológico del valenciano en la primera mitad del XVIII, ya alejado del de tiempos medievales y cercano al hablado actualmente. Las formas verbales como bategí indican la influencia escrita de la variedad hablada en la ciudad de Valencia, que se acentuó desde fines del siglo XVI en el territorio del Sur del reino. Así pues, con todas las prohibiciones, el valenciano pudo estar presente en la Carrera de Indias, aunque fuera de manera muy discreta.

                Fuente.

                Archivo General de Indias, Arribadas, 516, N. 355.