FORTALENY, PERLA DE LA VILLA Y HONOR DE CORBERA.
La geografía humana valenciana de los siglos XIII al XVIII estuvo marcada por la complejidad. Las comunidades cristianas y musulmanas, además de las judías, se distribuyeron en un mosaico de señoríos, realengos los pertenecientes a la corona.
Las baronías eran los dominios con señores que impartían la justicia civil y la criminal a través de sus correspondientes tribunales. Tal fue el caso de la de Corbera, a orillas del Júcar.
En 1418 esta baronía pasó a los dominios del rey Alfonso V el Magnánimo, que incentivó la llegada de musulmanes a las alquerías de Beniboquer, Benihomer y Llaurí. Fueron enajenadas a favor de Jaume de Romaní en 1437.
Como vemos tales baronías presentaban a la sazón una compleja composición. Igualmente eran susceptibles de unirse a otras en estados señoriales más extensos, como con el ducado de Gandía a fines del siglo XV.
La baronía de Corbera se transformó en la villa y honor del mismo nombre, en la que la universitat corberana ejercía la autoridad sobre unos llocs dependientes, caso de Fortaleny.
En 1494 Fortaleny se encontraba poblada de familias cristianas, disponiendo de un horno que tributaba el correspondiente censo o impuesto señorial. En 1500 se fundó un beneficio eclesiástico bajo la advocación de San Antonio y Santa Lucía, prueba del avance del lugar.
Se enfrentaron las gentes de Fortaleny con la pesadilla del endeudamiento, especialmente en el siglo XVII, y disfrutaron de la riqueza de sus arrozales a partir del XVIII. En todo momento sus cofradías religiosas cohesionaron la vida local. Sus gentes dieron buena muestra de sus energías a lo largo del tiempo.
Dedicado a Natalia, Javi, Laura y Lidia.
Imagen tomada de www.ub.edu