FUEROS, CONFLICTOS E IDENTIDAD. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

28.08.2024 10:38

               

                El nacionalismo ha definido desde el siglo XIX a un pueblo, a una nación, por su lengua, condición racial, Historia y territorio, no necesariamente por este orden. La misma Historia enseña que las cosas son mucho más complejas, entre otras razones porque la idea de nación o de país ha ido cambiando a lo largo del tiempo.

                En la Baja Edad Media se fortalecieron los vínculos comunitarios de muchos pueblos de Europa, presentándolos ya autores como Francesc Eiximenis con unos rasgos propios. La guerra ayudó a moldearlos, así como sus instituciones en forma de leyes, Cortes o administración.

                El monarca, en teoría, tenía que respetar las leyes del reino, algo que los de la casa de Aragón tuvieron que observar lo más escrupulosamente posible en sus Estados. El reino de Valencia ya contaba a fines del siglo XIV con una destacada madurez institucional. Desde las Cortes de 1329-30 los Fueros de Valencia fueron reconocidos como el referente legal del reino, sin discusión, y todos los señores que renunciaran al Fuero de Aragón pudieron acogerse a la jurisdicción alfonsina.

                Sin embargo, los señoríos añadieron complejidad al panorama, que distó de ser sencillo. El vizcondado de Chelva fue otorgado por Juan I en 1390 a Pedro Ladrón de Vilanova, que aplicó el Fuero de Aragón. Además de señor del valenciano valle de Chelva, también lo era de la aragonesa Manzanera.

                Semejante decisión no agradó ni al gobernador ni a los jurados de la ciudad de Valencia, que procedieron contra el señor y sus vasallos. Don Pedro buscó entonces la protección del justicia de Aragón Juan Jiménez Cerdán, que no dudó en ordenar que acudieran aquéllos a su presencia.

                Los valencianos no le hicieron el menor caso, prosiguiendo sus acciones contra el vizconde. El justicia ordenó entonces que la baronía de Chelva se pusiera bajo la autoridad de su corte. La respuesta valenciana consistió en el apresamiento de su portero, de su notario y de los testigos.

                En semejante enfrentamiento, ambos reinos acudieron a la suprema autoridad real. Tras la muerte en 1396 de Juan I, su cuñada María de Luna ejerció el gobierno al encontrarse su esposo Martín I en una Sicilia en conflicto.

                Al regresar a tierras hispanas, Martín I pudo oficiar su coronación en Zaragoza y celebrar las Cortes del reino de Aragón, que se extendieron desde abril de 1398 hasta abril de 1400, tratándose el tema de Chelva. La tensión llegó a ser máxima cuando a los enviados del reino de Valencia a las fiestas de coronación se les incautaron sus cofres.

                El reino de Aragón se quejó de ello a Juan I, y tras su muerte en 1396 a doña María de Luna, que ejercía el gobierno de la Corona al encontrarse su esposo Martín I en Sicilia. Los eclesiásticos, barones y caballeros aragoneses pidieron que se les diera satisfacción en las siguientes Cortes.

                La situación no pasó a mayores, aunque en la baronía de Chelva se continuó aplicando el Fuero de Aragón. No obstante, las instituciones valencianas habían dejado muy clara la defensa de su identidad, no deseando ninguna intervención del justicia de Aragón.

                Fuentes.

                Jerónimo de Zurita, Anales de Aragón, Libro X. Edición de Ángel Canellas. Edición electrónica de José Javier Iso (coordinador), María Isabel Yagüe y Pilar Rivero.