LA BATALLA DE ALMANSA Y LA GUERRA DE CABALLERÍA.

25.04.2017 10:42

 

                La caballería volvió a vivir una nueva época dorada a partir de la guerra de los Treinta Años y de las guerras civiles que asolaron Inglaterra. Los jinetes fueron capaces de cargar afortunadamente contra formaciones de infantes armados con fusiles, sin grandes apoyos. La Guardia Real de Luis XIV combinó con acierto el empleo de armas blancas y de fuego a la hora de atacar. Sus escuadrones comenzaban su avance a trote lento. A cincuenta metros de las líneas enemigas disparaban su primera pistola y a veinticinco su segunda, dispuesta en la silla de montar. A continuación se retiraban a una distancia segura para cargarlas, en un movimiento de caracola, para volver a atacar hasta llegar a veinte metros del adversario, distancia en la que a trote lento cargaban de forma cohesionada con sus espadas, a modo de un muro en el que los jinetes no necesitaban tomar con sus manos las riendas.

                Los enemigos de la Francia del Rey Sol, especialmente los austriacos y los ingleses, trataron de neutralizar estos ímpetus, disponiendo en orden de batalla corceles más grandes y poderosos, además de ayudar a sus escuadrones de caballería con unidades de infantería.

                Durante la guerra de Sucesión Española ambos sistemas midieron sus fuerzas. El 23 de mayo de 1706 se libró en Ramillies, a quince kilómetros de Namur, una gran batalla en la que la caballería danesa y la conducida por Marlborough tuvieron un destacado protagonismo en la victoria frente a las tropas francesas.

                Otra gran batalla de aquella contienda en la que la caballería sobresalió fue la de Almansa, un 25 de abril de 1707.

                Allí, en Almansa, aguardaban las fuerzas de Felipe V de Borbón la llegada de las de Carlos III de Austria, que marchaban desde Caudete. Pese al cansancio, cuando los comandantes del de Austria contemplaron la llanura de Almansa aceptaron librar combate.

                El general conde de Galloway, un hugonote francés al servicio de la reina de Inglaterra, ocupó el flanco izquierdo de su formación al frente de parte de la caballería, apoyada por compañías inglesas y holandesas de infantería intercaladas. Al conde de Villaverde correspondió el flanco derecho con la caballería portuguesa. Con prudencia ordenaron de forma similar sus fuerzas de reserva. Aquella jornada los de Carlos III alinearon 6.000 jinetes por 22.000 soldados de infantería.

                Los borbónicos, pese a no contar con todos sus escuadrones de caballería, les opusieron 9.000 jinetes y 23.000 infantes. Su comandante supremo, el duque de Berwick, dispuso también sus fuerzas montadas en las alas y ordenó de igual manera su fuerza de reserva. Él actuaría donde más conviniera con un núcleo de tropas montadas.

                La caballería de la Guardia Real borbónica atacó la izquierda del enemigo, la de Galloway, aprovechando los vados practicables del riachuelo que discurría entre ambos ejércitos. Su carga fue frenada por las unidades intercaladas de infantería, que dieron tiempo a que se reagruparan los jinetes ingleses. No obstante, los de la Guardia hicieron dos intentos más hasta conseguir imponerse.

                Mientras tanto, en el flanco izquierdo borbónico las fuerzas de caballería de reserva de Mahoní impidieron ser rodeados y cargaron contra los jinetes portugueses.

                La infantería de Carlos III no se amilanó ante la caballería de Felipe V y estuvo a punto de vencer. Casi llegó a penetrar en Almansa, en la retaguardia adversaria. La líbera caballería de Berwick lo impidió.

                Con su caballería vencida, la infantería del Austria fue seriamente castigada. El portugués general marqués de Las Minas, de gran experiencia militar, tuvo que huir y Galloway cayó herido y fue capturado.

                El resto del ejército de Carlos III se encontró con las salidas vigiladas por el de Felipe V. Tuvo que capitular y dar por pérdida una batalla en la que el sistema de caballería francés se impuso al inglés, al menos en esta ocasión.