LA CIRCULACIÓN DE BULOS Y EL REINO DE VALENCIA.

27.03.2017 18:12

                

                “Con ocasión de haber puesto el francés sitio a la ciudad de Argel, auxiliado del rey de Fez, Abiter de Marruecos, y el inglés, por mar y por tierra, en el mes de mayo del año 1682, oprimiendo a los moros y asolando gran parte de la ciudad con granadas de alquitrán, bombas y otros ingenios de fuego, picados los moros del agravio contra el francés, enviaron dos moros mágicos al reino de Francia. Y al llegar a una de las ciudades de aquel reino bajo la forma de peregrinos, fingiéndose enfermo uno de ellos, se toparon con un chico, y pidiéndole si encontraría un poco de leche de mujer y cabellos para una medicina para el enfermo, el chico respondió que su madre amamantaba y que se la daría, y así fue a casa y se le dijo a su madre, y con la buena fe que era para una medicina se la dio con un cacillo un poco y también los cabellos.

                “Y permitiendo nuestro Señor –que siempre guarda por su católica iglesia-, cuando estuvo el chico a la puerta o fuera de su casa, encontró a su padre, diciéndole lo que llevaba. Y habiéndoselo dicho el chico al padre, se temió que la leche y los cabellos serían para alguna cosa mala –como en efecto lo era, como más abajo se dirá- y tiró la leche y los cabellos; y ordeñó una burra que criaba y le tomó sus cabellos y se lo dio al chico, que lo llevó a los peregrinos. Y tomándolos aquéllos, hicieron que el chico subiera a un árbol donde estaban los moros, y sacaron la Clavícula Salomonis  e hicieron allí otras ceremonias. Le preguntaron al chico qué veía y respondió que tantas cabalgaduras que caían muertas.

                “Y viendo los moros que no les había salido bien el hechizo que dirigían contra las personas, hicieron bajar al chico. Y como lloraba y lo escucharon, se alborotó el pueblo y cogieron a los moros y se descubrió el hechizo. Y ha resultado que han muerto gran número de animales de piel y cerda, que contagió a Cataluña.

                “La ciudad de Barcelona y Tortosa, como fieles, y por la hermandad que tienen con la ciudad de Valencia, diciendo que procurasen en guardarse de mal tan contagioso que afectaba a los animales de piel y cerda, así en el reino de Francia como en Cataluña, escribiendo el remedio que tenían los animales infectados. El accidente era un grano o bambolla debajo de la punta de la lengua, y si no los curaban en veinticuatro horas, batían las pezuñas. Por tal razón pasó a la ciudad de Valencia hacer pregón público, miércoles 11 de noviembre del corriente 1682, para que cualquier persona que tuviera cabalgaduras o ganado de cerda lo llevara el siguiente día 12 al Pla del Real, donde estaría el excelentísimo señor don fray Juan Tomás de Rocabertí, arzobispo de Valencia, a bendecir, con todo el efecto el jueves. Acudieron todos los de Valencia o los que pudieron al Pla del Real. Y allí se vieron todas las mulas de coches, rocines, caballos, burros, cochinos, toros, ganados y otros infinitos, donde asistió gran concurso de gente a verlo.

                “Y a las que serían las tres y media de la tarde, fue el excelentísimo señor arzobispo, con la autoridad acostumbrada, y subió a uno de los balcones del palacio del Real, asistido de la familia, con roquetes y la cruz, y vestido de pontifical, con su  mitra. Y salió al balcón e hizo tres bendiciones de agua bendita y sin ella, en las que bendijo todas las susodichas alimañas. Y después dio orden a los vicarios de las parroquias para que fueran por las casas bendiciendo los establos y casas de Valencia, para los que no pudieron asistir a la mencionada bendición general. Y lo mismo ordenó a los curas de la diócesis del arzobispado. Y entendieron hacer lo mismo los reverendísimos señores obispos de Segorbe y Orihuela en sus diócesis.

                “Hoc est ad habendum memoriam in futurum, por ser tan singular como se ve, pues he oído decir a personas muy mayores que no lo habían visto ni oído decir a sus mayores jamás.”

                Noticias de Bertomeu Blasco y Siurana.  Editado por Vicent Josep Escartí en Memòria privada. Literatura memorialística valenciana dels segles XV al XVIII, Edicions Tres i Cuatre, Valencia, 1998, pp. 261-263.

                Traducción al castellano de Víctor Manuel Galán Tendero.