LA GOBERNACIÓN DE ORIHUELA A PUNTO DE ESTALLAR (1420).

03.07.2015 13:42

                En 1420 el sur del reino de Valencia, la gobernación de Orihuela, estuvo a punto de estallar. En esta tierra de cristianos y  musulmanes mudéjares, de villas reales y señoríos de encumbradas figuras, cualquier incidente era capaz de trastocar la precaria paz pública.

                Se produjo un suceso luctuoso. El vecino de Orihuela Gil de Miralles y su esposa fueron cruelmente asesinados por sus espadadores mudéjares de lino. Sus tres pequeños hijos fueron secuestrados. Uno de los criminales era de Crevillente y otro de Novelda. Según la versión que nos ofrece Pedro Bellot buscaban dinero, pero encendieron un conflicto de grandes proporciones.

                El delito se había cometido en tierras del extenso término de Orihuela, entonces encargada de hacer cumplir la justicia del rey en sus lugares, pero los culpables eran de otros puntos, con otros señores. Crevillente era del señorío de la ciudad de Barcelona y Novelda de don Pedro Maza.

                                            

                Andrés Mirón, subrogado del gobernador, se dirigió en su busca al frente de una importante fuerza, a la que se sumaron familiares y amigos de las víctimas. Casi unos 3.000 hombres irrumpieron en los olivares de Crevillente y registraron el lugar en busca de los culpables. Atemorizado, el procurador señorial les entregó dos hombres y una mujer, que nada tuvieron que ver con los delitos.

                El procurador de la reina en Elda y Aspe mostró sus intenciones de colaborar respetando su jurisdicción, al igual que don Pedro. Sin embargo, se impidió con las ballestas en la mano la pesquisa en Novelda.

                                            

                Su señor acudió en persona a Orihuela para pedir que se pusiera el asunto en manos del baile general de Valencia. Orihuela no transigió y don Pedro marchó airado, siendo declarado en rebeldía.

                El subrogado convocó las fuerzas o huestes de las localidades de la gobernación para acometer al rebelde, emplazándolas en Monfort. También requirió la ayuda de las autoridades del reino de Murcia.

                Los intentos de mediación a cargo de amigos y allegados de don Pedro fracasaron y de Orihuela salió una fuerza compuesta por un escuadrón de caballería de 300 jinetes, 1.500 ballesteros y 6.500 lanceros y rodeleros. En Monfort aguardaban unos 4.000 más, mientras en Elda se habían concentrado 3.000 hombres del marquesado de Villena.

                Novelda estaba en su punto de mira. Don Pedro movilizó su diplomacia y por la mediación de otros caballeros las ciudades de Valencia y Játiva enviaron embajadas, a las que también se sumó Alicante pese a seguir las indicaciones del subrogado.

                El adelantado de Murcia se sumó a la iniciativa y cuando las fuerzas del subrogado llegaron a los cabezos de Pallarés, se les entregaron los tres mudéjares responsables.

                Don Pedro se había salvado de la invasión de su señorío noveldense y de algo peor, y la gobernación de un brutal estallido de indignación de temibles consecuencias.

                 Fuente: Pedro BELLOT, Anales de Orihuela. Edición de Juan Torres Fontes, Murcia, 2001. Tomo I, pp. 284-292.