LA GUERRA DE SEGORBE.

10.06.2016 06:47

                

                El linaje de los Trastámara determinó la Historia hispánica de la Baja Edad Media. Tras apoderarse del trono castellano, lograron hacerse con el aragonés. Los muchos éxitos no pusieron paz entre las filas del linaje y las guerras promovidas en Castilla por los infantes de Aragón terminaron afectando a los demás reinos peninsulares.

                Juan II de Aragón, cuyo poder fue puesto en jaque en Cataluña, intentó consolidar su posición ibérica a través del matrimonio de su hijo Fernando con la hermana de Enrique IV de Castilla, que prosiguió ardiendo en guerra civil. Otro familiar del linaje, el infante don Enrique, se puso en contra de Juan II y de su hijo Fernando. Desde su señorío de Segorbe se mostró activo.

                El rey de Aragón, como príncipe feudal de sus grandes vasallos, ordenó proceder contra el infante. Autorizó a sus vasallos de Segorbe a retirarle la obediencia y a ponerse bajo la directa protección de la Corona. Como puede verse lo que varios historiadores bautizaron como luchas anti-feudales se inscribieron en el fondo en los combates señoriales de su tiempo.

                La tensión terminó afectando a la vecina Jérica, señorío del justicia de Aragón Francisco Sarzuela, que no concitaba muchas simpatías entre los prohombres de la villa, como Juan de Añón, que ni corto ni perezoso se alzó al modo de Segorbe. Se llamó en su ayuda al mismo lugarteniente general del reino de Valencia, el maestre de Montesa.

                Sin embargo, el aragonés conde de Aliaga tomó partido por el hijo del justicia. Varios barones del vecino reino de Aragón lo secundaron y los campos de Jérica fueron talados. Los incidentes amenazaron con desbordarse y degenerar en un verdadero conflicto entre Aragón y Valencia, con todos los matices que se quiera. Al final la sangre no llegó al río y en 1479 se serenaron los ánimos sin grandes alteraciones del mapa señorial de este rincón del reino valenciano.