LA OBLIGACIÓN DE LOS MUDÉJARES DE ANNA DE DEFENDER SU CASTILLO.

26.09.2015 00:05

                La población mudéjar del reino de Valencia rindió una importante contribución fiscal a sus señores en general y al monarca en particular, pero también supuso una amenaza para la seguridad de los cristianos en más de una ocasión. Los granadinos y los benimerines no fueron los únicos que buscaron su colaboración militar, sino también los enemigos cristianos de la Corona de Aragón. Las naves de Génova durante el enfrentamiento por Cerdeña jugaron con la posibilidad de la insurrección mudéjar y los castellanos de Pedro I también intentaron ganárselos a veces, al menos cuando pudieron.

                El 13 de septiembre de 1356 el gobernador del reino de Valencia García de Loriz previno la defensa del reino frente a los castellanos y ordenó a los mudéjares de Anna que contribuyeran a la defensa de su castillo, una posición que se consideraba defendible y que no se debería abandonar.

                Ubicada en la actual comarca de la Canal de Navarrés, el castillo de Anna se conceptuaba de la frontera de Ayora. Por frontera se entendía por aquel entonces el territorio que se encontraba en estado de alerta a causa de la amenaza enemiga, lo que determinaba y predisponía a sus pobladores a adoptar un modo de vida guerrero, a veces muy lucrativo gracias a los botines y los apresamientos.

                Como súbditos del rey de Aragón y vasallos directos de Pere de Vilanova, los mudéjares de Anna tenían la obligación de participar en las cargas defensivas, pero muchos de ellos tuvieron la inclinación de marcharse, lo que prohibió el gobernador García de Loriz.

                Las cargas militares agobiaron a la población mudéjar durante la guerra de los dos Pedros. En varias ocasiones la monarquía aragonesa no pudo satisfacer los comensales viáticos o pagos de ayuda militar a los mudéjares.

                El castillo de Anna, cercano al límite del reino valenciano con Castilla, presentaba otra dificultad adicional. En 1332 los musulmanes de allí se habían alzado en armas ante los embargos de bienes practicados por el comendador de la orden de Santiago, desde Jaime I señora de Anna. El temple conciliador de Alfonso el Benigno suavizó la situación y evitó que el problema pasara a mayores.

                Para autores como John Boswell la guerra entre Castilla y Aragón iniciada en 1356 perjudicó gravemente la posición de los mudéjares valencianos, empobrecidos y atacados. Sin embargo, la trayectoria de los mudéjares de Anna demuestra que la degradación ya se inició mucho antes del citado conflicto, que a todo caso agravó su situación.

                Fuentes: Archivo de la Corona de Aragón, Real Cancillería, 1379, 24.