LA VENDIMIA Y LOS MUDÉJARES DE NOVELDA.

16.10.2016 13:01

                

                Los musulmanes tienen prohibido el consumo de vino por anular su voluntad y enajenarla de la de Dios, pero entre los andalusíes fue a veces muy popular, como atestigua la Historia de los jueces de Córdoba de Muhammad al-Jusaní, que vivió en el siglo X de nuestra Era. En la Península la vides tenían un arraigo plurisecular y la producción de uva resultó notable bajo los musulmanes, según se desprende de los apuntes del viajero del siglo XII Al-Idrisi. Se elaboraron pasas y dulces de gran calidad, que fueron muy valorados en la Europa cristiana.

                Cuando llegaba el tiempo de la vendimia, el de la llamada Pascua de los alaceres o al-asir, no pocos se trasladaban a sus explotaciones rurales a pisar la uva para el mosto, colgarla en las vigas para su degustación o secarla sobre los paseros. Era tiempo de expansiones festivas, de bailes y música, en el que los hijos que entonces se engendraban se consideraban bienaventurados. Fue muy popular en la Granada nazarí, pero también en áreas de la Valencia mudéjar, como Novelda, la hoy en día gran productora de uva del Vinalopó.

                En 1379 la nueva señora de Novelda, la reina de Aragón doña Sibila (la cuarta esposa de Pedro el Ceremonioso), quiso obtener de sus vasallos los mayores provechos. Precisamente en octubre se satisfacían los 9.003 sueldos y 5 dineros de la imposición fija anual sobre las tierras de 10.881 sueldos. Lo restante se había pagado en junio. La reina recibió además la tercera parte del diezmo de la vendimia y el resto el obispo de Cartagena y su cabildo, lo que indicaba su anterior pertenencia al reino castellano de Murcia. Al alcaide cristiano del castillo de la Mola los mudéjares le pagaban también en octubre unos 20 sueldos como obsequio. La recaudación del diezmo tuvo un recargo fiscal (el derecho del canaxir) de 1 dinero por cada 6 arrobas para atender a los honorarios de sus cobradores.

                En 1379 el diezmo dispensó un fruto de unas 406 arrobas, lo que equivaldría a una producción anual de unos 46.747 kilogramos. Cada uno de los 164 hogares de la Novelda mudéjar de la época obtendría una media de 285 kilogramos de uva. Las cifras pueden parecer modestas en comparación con las de hoy en día, pues Novelda llega a producir unos 75 millones de kilos. Sin embargo, la cosecha y sus productos de 1379 adquirieron un apreciable valor al ser conducidos a la portuaria Alicante para embarcarlos en dirección a Barcelona y otros destinos. En vista de ello, la avispada Sibila rescindió la franquicia de compra-venta o derecho del quirat y tanto en junio como en octubre impuso un pago fijo, sin atender a las variaciones anuales, de 2.400 sueldos, pues si en 1356 la cosecha había rendido hasta 2.172 arrobas, la guerra la había reducido a 244 diez años después. No todo eran precisamente alegrías en el venturoso tiempo de la vendimia.