LAS PRIMERAS FERIAS DE VALENCIA.

02.03.2019 16:02

                La Europa de la Plena Edad Media experimentó un importante desarrollo comercial, concretado en el establecimiento de mercados semanales y ferias anuales, donde las gentes de lugares muy distanciados se daba cita para intercambiarse un sinfín de productos, algunos ciertamente exóticos para su tiempo. Afluían personas y capitales, lo que dio pie al fortalecimiento de la banca y del Derecho mercantil, en una sociedad que iba cambiando paulatinamente.

                Jaime I conquistó unos territorios que ya tenían una vida mercantil intensa. Se ha estimado que la ciudad de Valencia alcanzaría los 15.000 habitantes en el siglo XII y su actividad comercial era importante. Las relaciones entre Al-Ándalus y el África islámica resultaban muy estrechas, con independencia de la extensión del poder almohade.

                Consciente de tales oportunidades, don Jaime alentó la actividad comercial, tan necesaria para promocionar el poblamiento y la riqueza de sus nuevos dominios. Los intercambios mercantiles animaban la agricultura, la ganadería y la artesanía, y se traducían en dineros contantes y sonantes, de los que se podían ingresar en las regias arcas. En los Fueros de Valencia se estableció un mercado semanal, cada jueves del año, para la capital del reino. Sin embargo, se consideró insuficiente.

                Valencia debía de contar con una institución comercial que fuera más allá de lo local, que concitara la llegada de gentes ávidas de negociar. En el lugar del mercado, deberían celebrarse las ferias durante la primera quincena de agosto, momento pletórico del año.

                Sus asistentes gozarían de garantías personales y la justicia solo actuaría contra ellos en caso de homicidio en la ciudad de Valencia o en sus términos. En caso de agresión, se les aplicaría las penas consignadas en los Fueros de Valencia. No se les podía acusar de ningún cargo hecho en otro lugar.

                Los vendedores no estarían obligados a ofrecer fianzas. Tampoco se podía reclamar deuda ocasionada en otros lugares. En estos casos, se impuso el borrón y cuenta nueva, con la atención puesta en la promoción de la nueva Valencia.