LOS DIFÍCILES COMIENZOS DEL REINO DE VALENCIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
Los inicios de los primeros repobladores del reino de Valencia distaron de ser fáciles, pues las batallas del día a día fueron tan vitales como los combates de la conquista misma. Una mala cosecha, una serie de malos años, podían poner contra las cuerdas a muchos que veían como sus esperanzas se disipaban con celeridad. Todavía en conflicto con Castilla y con una importante población musulmana bajo su dominio, Jaime I tuvo que atender problemas puntuales y condescender en más de una ocasión si deseaba preservar su dominio valenciano.
No tuvo más remedio que autorizar el 10 de septiembre de 1251 a los vecinos de Onda a vender sus heredades antes de los diez años prescritos en su carta puebla, tanto para no ahogar a sus pobladores como para atraer a otros con mayores recursos. La carencia de medios económicos castigaba a muchos campesinos, como a los que habitaban las alquerías castellonenses. Se tuvieron que reducir las cuantías de sus censos a 22 de febrero de 1252, así como eximirlos de ciertos impuestos.
Los problemas también afectaban a la población mudéjar, enfrentada además a los problemas de subordinación al nuevo poder. En Buñol se optó en junio de 1254 por eximir de delitos a su comunidad islámica, renovándose sus condiciones de sumisión. La aplicación de los pactos de la conquista creó más de un malentendido, presto a ser aprovechado por alguien más avispado.
Las tareas de defensa pesaron igualmente sobre los repobladores, como los vecinos de Benicarló y Vinaroz. Debían custodiar el castillo y la villa de Peñíscola, lo que ocasionaba complicaciones para proteger sus localidades. A 24 de marzo de 1255 fueron exonerados de tal deber, consiguiendo asimismo el permiso de corta de leña en el término de Peñíscola para edificar sus viviendas. Las moradas del naciente reino se hacían de rogar.
Fuentes.
Arxiu Virtual Jaume I. Documents d´època medieval relatius a la Corona d´Aragó. Universitat Jaume I.