LOS ESTADOS SEÑORIALES VALENCIANOS DE LA REINA DE ARAGÓN.
La realidad de los señoríos de la Europa de la Baja Edad Media fue compleja. Los grandes magnates acostumbraron a vivir en residencias palaciegas urbanas y a cobrar una gran cantidad de rentas de dominios asaz dispersos. Sus Estados señoriales dispusieron, pues, de una organización a veces comparable a la del mismísimo patrimonio real, que a su modo no dejó de ser el señorío del monarca.
En 1386, la reina doña Sibila, la cuarta esposa de Pedro el Ceremonioso de Aragón, contó con importantes dominios en el Sur del reino de Valencia, como las baronías de Cocentaina y Planes y los lugares de Elda, Novelda y Aspe en el valle del Vinalopó. Su tesorero gestionó su contabilidad con la ayuda de una serie de servidores. Los alcaides de sus fortalezas, que acostumbraron a unir la responsabilidad de la bailía o administración económica, supervisaron las tareas de los recaudadores de los variopintos impuestos y velaron por la seguridad de los envíos de dinero y noticias.
Mientras Elda, Novelda y Aspe eran lugares mudéjares, la población musulmana fue muy importante en las baronías de Cocentaina y Planes, lo que aseguró una gran cantidad de rentas a doña Sibila. La aljama de Elda le tributó 8.856 sueldos y 6 dineros en 1386, la de Novelda 9.030 sueldos y la de Aspe 11.347 sueldos y 8 dineros. El conjunto de Cocentaina-Planes le pagó 14.832 sueldos. Los 1.500 sueldos aportados por Miquel Dapiera completaron los 45.566 sueldos de ingresos.
La inestabilidad político-militar causada por las incursiones granadinas los mermó en relación a ejercicios anuales y determinaron a realizar gastos militares de mantenimiento y armamento de los principales castillos, que no pasaron de los 459 sueldos. Otras obras de carácter civil, como la reparación de las almazaras de Planes, solo alcanzaron los 280 sueldos. Mientras los salarios de las alcaidías sumaron los 3.577 sueldos, las obligaciones censales a cargo de aquellas rentas ascendieron a los 6.981.
El montante de tales sumas da idea de la importancia de las donaciones hechas por el Ceremonioso a su esposa, dignas de una reina. Doña Sibila ordenó a su tesorero que retuviera 27.877 sueldos. Sus arcas parecían repletas, en vísperas de su desposesión por sus hijastros, y acreditaron la importancia de los engranajes señoriales en la vida económica valenciana de la época al mover grandes sumas de dinero y promover distintas actividades económicas, desde la agricultura a las finanzas, a despecho de los problemas políticos. También nos muestran la importancia de sus gastos burocráticos y la tendencia de la alta nobleza a recurrir al crédito y a endeudarse a costa de sus rentas. En los señoríos también latía la evolución social y política bajomedieval común a los grandes reinos europeos.