LOS MINARETES Y EL PRAGMATISMO DE LOS BARONES VALENCIANOS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

29.10.2020 17:03

               

 

                Los símbolos y los ritos religiosos han tenido y tienen un gran valor. Entre otras cosas, cumplen la función de cohesionar a una comunidad de creyentes y de proclamar sus certidumbres más recias. Las guerras por su primacía o permanencia han sido muy vivas a lo largo de la Historia.

                Los minaretes de las mezquitas de los mudéjares valencianos acreditaron la reciedumbre de sus comunidades. Los cantos de los muecines llamando a la oración no dejaban de incomodar a los cristianos, que se consideraron en más de una ocasión amenazados. Sin embargo, los grandes señores de mudéjares acostumbraron a mostrarse más permisivos, pues no estuvieron dispuestos a exponer sus rentas airándolos con ciertas medidas.

                El matrimonio de Fernando de Aragón con Isabel de Castilla comportó una serie de ventajas para los valencianos, pero también algún que otro inconveniente. Castilla mantenía en 1477 frontera directísima con la Granada nazarí, con no pocos problemas. Todavía quedaban unos años para que se iniciara la guerra que terminaría con aquélla, aunque la tensión era presente. Una entrada granadina en Castilla el Viernes Santo de aquel 1477 desató las iras.

                Don Fernando anunció el 6 de abril en Zaragoza el derribo de las torres de las mezquitas como represalia. Semejante medida fue anunciada desde el púlpito y en la vía pública en la ciudad de Valencia el 13 de abril.

                Conocedoras de la vida valenciana, las autoridades amenazaron con la excomunión a los contraventores. Tenían de plazo hasta el 13 de mayo, el día de la Asunción.  Al final, los opuestos al derribo (los barones del reino) lograron que se les diera de prórroga hasta la venida del mismo rey a Valencia. El pragmatismo se impuso por esta vez.

                Fuentes.

                Dietari del capellà d´Alfons el Magnànim. Edición de Vicent Josep Escartí, Valencia, 2001, p. 207.