LOS ORGANIZADOS Y OSADOS PESCADORES.

16.07.2016 15:46

 

                En la sociedad del Antiguo Régimen cada grupo profesional tenía su acomodación y reconocimiento ante la comunidad, que se interpretaba como un cuerpo dotado de funciones diversas según unas ideas que se remontaban a la Edad Media. Los pescadores fueron algo más que aquellas personas expertas en tomar los panes del mar capaces de compensar a veces la escasez de grano en muchas localidades del litoral.

                En la ciudad de Valencia se organizaron los pescadores en una comunidad o gremio dotado de su síndico o representante para defender sus derechos en cuestiones tan controvertidas como las capturas de la Albufera. El almotacén de la capital tuvo serias diferencias con sus jurados alrededor de 1678. Los pleitos, bastante largos y enrevesados, contribuyeron sobremanera a estrechar los lazos entre los que ejercieron un mismo oficio y terminaron agrupándose en el mismo gremio.

                La defensa de sus intereses alcanzó más allá de los tribunales y los pescadores se mostraron resueltos a la hora de plantarle cara a los corsarios que merodearon por sus aguas de captura. El gremio valenciano armó una fragata contra los corsarios musulmanes junto a los tres brazos del reino. La primera que armaron la bautizaron con el nombre de La Paloma. Demostró ser una nave combativa y en vista de ello se volvió a pedir autorización al virrey el 28 de julio de 1691 para flotar otra que no se desviara de su prístina función, cuando los franceses amenazaban gravemente el litoral del reino, como terriblemente atestiguó la ciudad de Alicante. Precisamente el rey ya había autorizado en noviembre del año anterior a la bailía general que les girara una ayuda de costa de 500 libras a cambio de no presentar ningún agravio en Cortes. La defensa física del reino se utilizaba para desarmarlo en lo institucional.

                Otros pescadores con fama de bravos fueron los de Villajoyosa, bien resueltos en combatir a los mismos turcos en los peores momentos del peligro otomano. A veces se les exoneró de satisfacer el quinto al monarca por la venta de los prisioneros que reducían a la esclavitud.

                Los pescadores, que celebraron con coloridos bailes de titanes la festividad de San Pedro, fueron hombres de carácter vivo. En el Carnaval de 1612 se enzarzaron con los siempre inquietos estudiantes en una sonada riña en la ciudad de Valencia. El propio virrey los acusó en 1641 de promover el motín contra la autoridad. No obstante se mostraron tan piadosos como otras personas de su tiempo. En 1680 los pescadores de Catarroja solicitaron cazar los sábados para restaurar su iglesia. Al fin y al cabo instituciones como el convento de las monjas de la Zaidía gozó de un beneficio de pesca a nombre de Nuestra Señora de Gracia, además de los diezmos que dispensaba. Las capturas eran tan valiosas que en la portuaria ciudad de Alicante se impuso sisa sobre la pesca. La contribución de los pescadores, pues, fue más que sustancial para una buena parte de los valencianos.