MORELLA RECHAZA UNIRSE A LOS AGERMANADOS.
Los movimientos de protesta revolucionaria como las Germanías valencianas son complejos, especialmente si tenemos presentes las particularidades locales de las villas y ciudades del extendido reino de Valencia. La insurrección que prendió en la capital no caló en Morella, a pesar del vuelo adquirido por los productores de paños y a ciertos desacuerdos con sus aldeas. Los grupos dominantes mantuvieron su control. El abogado Miquel Agustí Sancho se mostró en consejo especialmente persuasivo contra los agermanados.
No obstante, el 27 de julio de 1520 llegaron a Morella los representantes de los agermanados valencianos, encabezados por Guillem Sorolla. Pretendieron ganarla a su causa en contra del gobernador de la Plana. Sin embargo, su elogio del gobierno popular desagradó a los dirigentes morellanos. Los representantes agermanados fueron despedidos. El 2 de agosto merecieron el reconocimiento del gobernador junto a Burriana, que también abrazó la causa real.
Los morellanos se armaron en consecuencia con quinientas picas, cincuenta escopetas, dos tambores y alzaron una bandera de guerra con la imagen de un ciervo. Las armas se compraron en Zaragoza por el notario Guillem Cros, que más tarde caería en Valencia al ser sorprendido. Bajo la capitanía del baile Berenguer Ciurana, veterano de la campaña de Bugía y Túnez, los morellanos comenzaron a ejercitarse militarmente. En la aldea del Forcall, Pedro Balaguer tomó el partido contrario, que no prosperó en Morella. De las incidencias de esta época, ha quedado un romance, que fuera transcrito en 1868 por el historiador José Segura Barreda:
“Prospere Déu a Morella
per sa gran fidelitat
que ningú se troba en ella
que vullga la Germandat.
Los Tretse la han requestada
prometen-li grans ofertes
ab raons molt encubertes
y ab veu mol disimulada.
Dien-li, Morella honrada
será de nostra siutat,
si vós en esta jornada
entreu en la Germandat.
La resposta fon tornada
als Tretse, que se n´anaren,
dient-los que procuraren
de eixir prest de la posada
perquè vila tan provada
en cas de fidelitat
no farà tan gran errada
de entrar en la Germandat.”
Todo un relato, a su modo, en el que se condensa lo que ya refiriera a mediados del siglo XVI Martí de Viciana.