“Sabed que una vez hubo dos hermanos, uno estaba en la vida mundana, y tenía un esclavo que se llamaba Mahoma, y el otro hermano era religioso y maestro de teología. Se daba que el hermano lego mandaba al esclavo muchas veces al maestro de teología, con presentes, a otra villa; y cuando aquel Mahoma estaba allá con el hermano, el buen maestro le decía: “¡Oh, Mahoma! ¡Hazte cristiano!” Y decía el moro: “¡No querer, morir moro!” Pero un día como otro le tocó Dios el corazón. Así pues, Mahoma tuvo una grave enfermedad; en tanto, estando así, le dijo a su señor: “¡Cristiano! ¡Cristiano! ¡Yo quiero ir a vuestro hermano, que bautízame a mí y tener nombre Pedro!” “Vayamos, pues, que bien me place” Y lo encabalgó en una bestia, tropezó, y Mahoma cayó, y se rompió el cuello y murió. Y el alma acudió al maestre de teología, y se le apareció en la forma del esclavo Mahoma, en tanto que el maestro, cuando lo vio, le dijo: “Oh, seas bienvenido, Mahoma” “No, no llamar Mahoma” dijo el alma, “pero di Pedro, Pedro” “¿Cómo? ¿Estás bautizado? Y dijo el alma: “No, pero sic et sic”, contó todo lo que le había acontecido, y cuál era su estado, y que se iba recto al Paraíso en compañía de muchos ángeles.”
Sermons. Edición en 2 vols. de J. Sanchis Sivera, Barcelona, 1932-34. I, pp. 104-105.
Adaptación al castellano de Víctor Manuel Galán Tendero.
