UNOS ACTIVOS REPOBLADORES DEL BARROCO. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

11.05.2025 09:10

 

    El valle de Ayora y Cofrentes concentró una importante población morisca a finales del siglo XVI. Bien organizada desde tiempos de la Baja Edad Media, se resistió a la expulsión decretada en 1609. En los combates entre estos moriscos y los cristianos, intervinieron las fuerzas municipales de la castellana y vecina Requena, cuyos extensos términos no albergaban ninguna comunidad morisca organizada.

    La expulsión resultó contundente en las tierras del valle, como se desprende de la relación de sus casas de 1609 a 1646. Cofrentes pasó de 420 a 48, Jalance de 390 a 34, Jarafuel  de 400 a 85, Teresa de 560 a 102, y Zarza de 240 a 58.

    La caída tras la expulsión morisca es contundente en CofrentesJalance tenía una importancia pareja a Cofrentes en los últimos tiempos de los moriscos, con una repoblación más tardía. Jarafuel, con otra destacada población morisca, se puso por delante en la llegada de repobladores, muchos procedentes de la villa de Ayora. La población morisca de Teresa era todavía mayor a inicios del siglo XVII, con una repoblación más posterior, una vez que otras áreas ya se encontraban ocupadas. Finalmente, Zarza tuvo una evolución más acompasada que los otros núcleos.

    Las gentes establecidas en el valle en la segunda mitad del siglo XVII se desbordaron hacia otros territorios, pues la repoblación resultó ser tan compleja como ardua. Llegaron hasta los términos de Requena, entonces en la Corona de Castilla, coincidiendo con el incipiente despegue agrícola coetáneo. Los problemas de la guerra de Sucesión no lo interrumpieron, pero forzaron a algunos labradores a vender a hacendados más poderosos, como Martín Pedrón.

    Domingo Salinas, de Jalance, le vendió el 29 de noviembre de 1714 unos cincuenta almudes de tierra, con ejidos y casas en la hoya de la Carrasca y Casa del Soldado, por 465 reales de vellón. Sus hermanas, Beatriz y María, también le terminaron vendiendo sus bienes el 12 de diciembre. Beatriz estaba casada con Martín Mateo Carrión, y María con Francisco Tejedor. Ambos matrimonios ya residían a inicios del siglo XVIII en Requena, con propiedades en la partida del barranco de Bernavé y la Fuenviche. Las dos parejas disponían igualmente de cincuenta almudes, ejidos y casas, actuando como testigos figuras destacadas en la vida local requenense como Felipe Comas. La oligarquía requenense se terminó beneficiando así de la labor de gentes más pioneras en la roturación de parte del término municipal.

    Fuentes.

    ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE REQUENA.

    Montes, 3 (nº. 2919).