VAIVENES DEMOGRÁFICOS Y COHESIÓN FAMILIAR DE LOS MUDÉJARES DEL XIV.

03.11.2018 20:32

               

                La Baja Edad Media fue, entre otras cosas, un tiempo de dificultades demográficas, con una fuerte incidencia de las epidemias de peste. Hace años, su estudio era especialmente atento en los países de la Europa Noroccidental, llegándose a unas conclusiones puntualmente dramáticas. Con el paso del tiempo, tal panorama se ha matizado, y ha sido de gran ayuda el estudio de los países de la cuenca mediterránea. No siempre es fácil aportar algo sólido, pues las crónicas ofrecen detalles tan impactantes como sueltos. Algunas peticiones de varios municipios a los reyes, en busca de reducción tributaria a causa de las dificultades padecidas, deben de utilizarse con precaución. Por otra parte, no acostumbran a ofrecer datos seriados susceptibles de comprobación más fiable.

                En vista de ello, los registros de las exacciones fiscales han sido empleadas como fuentes demográficas, también con todas las prevenciones, pues no se propusieron elaborar un registro de población tal y como lo entendemos a día de hoy. No se actualizaron debidamente, con importantes problemas para las autoridades y sus contribuyentes. Por supuesto, no todos estarían interesados en aparecer en semejantes registros, aunque no podemos determinar con exactitud el grado de ocultación fiscal alcanzado.

                Con todo ello, disponer de una fuente tributaria es una suerte, y el reino de Valencia es afortunado al respecto. Los mudéjares estuvieron gravados con un gran número de tributos, que a veces fueron a parar a las arcas reales y otras a las de distintos señores. Enclavada en el valle medio del Vinalopó, la baronía de Novelda llegó a formar parte del patrimonio de algunas reinas de la Corona de Aragón, como Sibila de Fortià, la cuarta y controvertida esposa de Pedro el Ceremonioso. Gracias al registro de impuestos como el tributado por los varones adultos o cabezaje, el satisfecho casi por todos o de la alfitra y al de las gallinas, a razón de una por casa, podemos observar los vaivenes de una población tan singular como la mudéjar en el siglo XIV. Por entonces, no se encontraba Novelda en un área densamente poblada como en la actualidad, pues en los vecinos términos de la localidad de Alicante la ocupación humana era muy baja. Semejantes espacios de baja o bajísima densidad se extendían desde el Sur del reino de Valencia al castellano reino de Murcia, fronterizo con el sultanato de Granada, del que procedían incursiones armadas y tentaciones de establecerse a los musulmanes bajo dominio cristiano.

                En 1315, sobre una población de unas 900 personas, los varones mayores de edad con responsabilidades familiares fueron 216, casi la cuarta parte. Es decir, cada uno regiría al menos un grupo de otras tres personas más: su esposa e hijos. Nada sabemos de los lazos familiares entre estos cabezas de familia, ni de su agrupación en hipotéticos bandos, aunque la cifra de casas consignada es ligeramente superior, unas 240. Algunos adultos jóvenes habrían conseguido sentar plaza, pero todavía permanecían bajo la férula de su padre. Quizá sus domicilios fueran contiguos. Se acostumbra a sostener que tal ordenación familiar vendría dada por los intereses del poder señorial.

                Un año como 1348 ha pasado a los anales de la Historia como uno de los más firmes candidatos a escenificar el apocalipsis. Hemos de suponer que la espantosa peste también ajustaría las cifras de los mudéjares noveldenses. Sin embargo, los números no lo indican en absoluto. Al contrario, la población había subido en 1355 a 953 personas. Los cabezas de familia también han aumentado a 307, el 32% del total. Sintomáticamente, el número de casas es menor que el de aquéllos: solo 263. Algunos hijos no pudieron emanciparse económicamente con igual soltura, pero también viudas y ancianos pasarían a residir junto a sus hijos mayores. La comunidad daba muestra de su cohesión familiar, y la peste no parece haberle causado ningún quebranto aparentemente.

                Fue la guerra entre Aragón y Castilla que conocemos como de los Dos Pedros la que ocasionó un verdadero estrago entre los mudéjares de Novelda, sometidos a imposiciones y violencias por parte de los combatientes. La población en 1366 mermó a 408 personas; es decir, perdió al 57% de 1355. La bajada también afectó a los 135 cabezas de familia en unos términos igualmente drásticos. Sin embargo, las 146 vuelven a superar al número de aquéllos. Algunos valientes han visto en la desdicha la oportunidad de labrarse un porvenir mejor, con tierras a su disposición.

                No era poco, y en 1379 se registraron 164 casas y unas 633 personas, pero con 193 varones con responsabilidades familiares. La sociedad mudéjar comenzaba a reconstruirse gracias a sus mecanismos de solidaridad familiar, haciendo posible la recuperación de una coyuntura más adversa por la guerra que por la misma enfermedad.