VALENCIA ALZA LA VOZ CONTRA LA CORRUPCIÓN.
La Historia es pródiga en abusos de los gobernantes a los gobernados, que de tanto en tanto acaban por indignarse hasta la siguiente. Un 17 de abril de 1396 las autoridades de la ciudad de Valencia enviaron al rey Juan I a Perpiñán un memorial quejándose de los excesos de sus hombres de confianza y máximos responsables.
Se les acusaba de perseguir a barones, caballeros y ciudadanos acaudalados para quedarse con sus bienes sin posibilidad de apelación ante el rey.
Habían malbaratado los bienes del patrimonio real, las rentas eclesiásticas destinadas a la campaña de Cerdeña y otros ingresos con consecuencias nefastas.
La entrega de bienes había debilitado la frontera militar del Rosellón frente a Francia.
La dignidad de la Corona y del propio rey, reducido a un estado precario, se habían mermado.
Los impuestos se habían acrecentado, al igual que el endeudamiento, para hacer frente a los gastos.
La confianza y la estimación en el propio rey, el más valioso tesoro público, habían quedado seriamente comprometidas.
Como Juan I no tenía pensado en aquel momento reunir Cortes, la influyente ciudad de Valencia le dirigió un memorial de agravios, fiel a la teoría que el buen rey estaba mal aconsejado.
El 19 de mayo del mismo 1396 murió el rey don Juan de resultas de un accidente de caza en el bosque de Orriols en Torroella de Montgrí. Le sucedió su hermano Martín I, que asumiría parte de las quejas formuladas y procedería contra algunos de los consejeros de Juan, como Bernat Metge, cuya defensa enriquecería la literatura.
Fuente: ROCA, J. M., “Memorial de greuges que´ls missatgers de la ciutat de València presentaren al Rey Johan I d´Aragó”, Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, XI, 1924, pp. 70-79.